Hay un fenómeno argentino en Miami, que es digno de destacarse. Se trata del nutrido grupo de desarrolladores que en los últimos diez o quince años han traccionado un volumen gigantesco de ahorro argentino hacia esas playas y lo han transformado en torres que cambiaron zonas enteras de Miami y su skyline, desde Sunny Isles hasta Brickell, pasando más recientemente por Surfside.