Por Luis Secco
En mi columna de principios de abril me preguntaba si el fin justifica los medios. Porque no hay que dar muchas vueltas para que nos pongamos de acuerdo en que tanto la salud como la economía deben preservarse sanas y que, por lo tanto, no es cuestión de tomar cualquier medida económica por más que se las piense como «transitorias» y «so pretexto» de las urgencias. Sin ánimo de parafrasear al presidente norteamericano Donald Trump, el remedio no puede ser peor que la enfermedad.