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La expectativa de un sinceramiento cambiario jugaría en contra de la liquidación de la próxima cosecha de soja. En la medida que los productores esperen una corrección, los productores buscarán postergar las ventas para ingresar las divisas a un tipo de cambio más atractivo. Por lo pronto, los datos de CIARA revelan que en el balance de lo que va de 2015 arroja una liquidación que está un 27% por debajo en relación con el mismo período de 2014. La nota positiva es, en todo caso, que en la última semana se produjo un salto del 30%.
Ahora está por verse si este cambio de tendencia responde a una cuestión puntual o si volverán a registrarse montos mínimos. Hasta ahora, los valores se ubican en los menores niveles desde 2007. Por lo pronto se estima que la caída del precio de la soja, que cayó hasta los u$s 360, generaría una pérdida de u$s 6.000 millones en relación con el año pasado. Ni el hecho de que se espera una cosecha récord de la oleaginosa -se calculan 58 millones de toneladas- permitiría revertir este panorama.
La menor liquidación de esta primera parte del año podría obedecer al acuerdo que realizó el Gobierno con los exportadores de cereales, que ingresaron u$s 1.500 millones en concepto de adelanto de la próxima cosecha en diciembre. Se trató de un pedido especial del presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, para llegar con un mayor margen al verano y pasarlo sin mayores temblores cambiarios.
Pero de cara a la próxima cosecha gruesa y el ingreso de divisas empezará a tener un rol creciente lo que suceda con la evolución esperada del tipo de cambio. En la medida que se aguarda una aceleración en el ritmo de aumento del dólar, la tendencia pasará por retener lo máximo posible. Un fenómeno similar se produjo a lo largo de 2013, cuando la expectativa de una devaluación dominaba el escenario. En aquel momento los productores tuvieron razón, porque Juan Carlos Fábrega terminó devaluando en enero de 2014. Justamente ese salto cambiario terminó impulsando las ventas posteriores.
Por lo pronto, el Central parece haber empezado a reaccionar para no evitar un mayor atraso cambiario. Según explica Nicolás Dujovne, la suba del dólar en el arranque de marzo «fue del 1,5% mensualizada, contra el 1% de incremento en febrero y de 1,1% en enero». Y agrega que «el Central abandonó la postura de subir 2 centavos por semana, pasando a 3,4 centavos». Habrá que monitorear si este mismo ritmo de incremento se mantiene en las próximas semanas para determinar si se trata de una tendencia.
La presión para un aumento más acelerado del dólar en el mercado oficial también está muy ligado a lo que está pasando con el dólar en distintos países de la región. En Brasil, por ejemplo, el real acumula una depreciación superior al 11% en lo que va de 2015, mientras que en otros mercados emergentes la caída de la moneda fue menor: la lira turca cayó un 9% y el peso colombiano, el 6%. Claramente el peso es una de las monedas que menos se movió en el año (poco más del 2%), por lo que el retraso se vuelve cada vez más evidente. Además, el tipo de cambio multilateral en términos reales (es decir teniendo en cuenta el nivel de la inflación) arroja que prácticamente ya se ha vuelto a los niveles de 2001.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=781957