La asunción de Trump como presidente de Estados Unidos provoca una gran incertidumbre, pero también abre oportunidades para invertir en ciertos bonos
No son tiempos fáciles para los inversores, aunque eso no implica que quizá no terminen resultando rentables. Sólo que sí obliga a mantener como recomendación base la necesidad de una administración activa de las carteras de inversión si se busca evitar sustos y, en especial, si no le resulta fácil convivir con un riesgo más alto.
De hecho, asumido finalmente el nuevo presidente de Estados Unidos, las expectativas o las especulaciones darán paso a la realidad; y la confrontación entre ambas podrá no resultar gratis para los precios. En otras palabras, debería comenzar a despejarse la incertidumbre sobre realmente que tan Trump será Trump. Esto en un escenario en donde luego del rally reciente las dudas sobre qué tan «priceado» ya tienen las valuaciones americanas sus promesas de mayor crecimiento, desregulación y recortes de impuestos crecen, y ahora son sus medidas concretas las que terminarán definiendo si el mercado fue demasiado optimista o no.
Esto es relevante entenderlo para analizar el posible movimiento de los activos financieros de riesgo argentino en particular, y emergente en general. No se estará desacoplado a la reacción de las primeras acciones que Trump tome, y es real que aún es demasiado pronto para poder evaluar cuáles serán y su impacto. Llevando, en consecuencia, a la necesidad de comprender que se está expuesto a un piso de volatilidad más alto a pesar de que la visión se mantenga positiva a corto y mediano plazo.
Pero no hay que desviarse. Por lo pronto, el mercado parece seguir apostando a que el Trump presidente será mucho más moderado y sensato que el Trump histórico (o hasta ahora conocido) que resalta por lo mediático y polémico. Su discurso de asunción no aportó mucho desde este punto, pero tampoco, sinceramente, se salió mucho de lo ya conocido, y por algo la reacción -o en realidad, inacción- del mercado el viernes. Pero esta es una historia que recién comienza. La relación con China, principalmente, es y será uno de los temas por ejemplo que mayor atención -como foco de tensión- concentra en lo que a lo externo se refiere. También, desde la mirada de los emergentes, se mantendrá atención a la sensibilidad con la que opera el dólar y las tasas de interés.
Lo que lleva a que las cotizaciones locales tengan una alta dependencia de factores externos y no propios. Una visión que se respetará, al menos, en el corto plazo; y en un marco donde está claro que ya habrá tiempo para que lo local vuelva a ser clave. En concreto, un poco más entrado el año en donde la atención se volcará de forma obligada a lo político, volverán a escena los análisis sobre el gradualismo fiscal, como la magnitud de la reactivación esperada y proyectada.
Esto permite entrar en una mirada estrictamente local. El efecto más inmediato y concreto de corto plazo de la asunción de Trump se centra en la posibilidad de una suba en el costo financiero del país. En este sentido, merecen una lectura positiva los US$ 7000 millones colocados la semana pasada a tasas dentro de la curva actual, que se suman a los US$ 6000 millones del REPO acordado con los bancos a 18 meses. Se cree que el Gobierno supo aprovechar la ventana de oportunidad que se abrió en las primeras semanas del año, y despejó el escenario financiero de corto plazo, un punto no menor ante el marco de incertidumbre alto que se abrió y en el que la agenda marca una concentración de los vencimientos de deuda entre marzo y mayo. A la vez que ratificó que la demanda por riesgo local se mantiene fuerte. Hay que recordar que las ofertas sumadas fueron de US$ 22.000 millones, más de cuatro veces los US$ 5.000 millones que se buscaban originalmente.
Incluso se anunció que esta semana se buscará seguir completando el programa financiero, pero con una emisión de Bontes en pesos -a plazos a determinar y por un monto de unos US$ 2000 millones- y Letes en dólares (a 77 y 168 días al 3% y 3,3% anual). Ambas colocaciones, se entiende, recibirán también alta demanda.
Puntualmente, visto desde el lado del inversor muy conservador, las Letras en dólares son una opción para saldos ociosos en esa moneda, frente a rendimientos más altos que alternativas comparables en materia de riesgo y plazo. Mientras que en pesos, el atractivo se concentra en las letras del BCRA para este perfil de inversor, donde las expectativas de inflación crecientes podrían obligar a la entidad a poner un freno en el proceso de bajas de tasas. Esta semana, una de las últimas de licitaciones semanales (desde febrero serán mensuales), la letra más corta será a 49 días. La tasa de la semana pasada, a 28 días, fue del 23,5%.
www.portfoliopersonal.com