Argentina está hoy lejos de un equilibrio macroeconómico. Esto no es ninguna noticia: el dólar oficial no se lo puede contener por muchos meses (menos aún el paralelo), no existe estabilidad de precios, el déficit fiscal se encuentra en continuo aumento, existen restricciones a las importaciones, las tasas se ubican hace rato por encima del 20%, la economía no crece, etcétera, etcétera. Todos estos problemas macroeconómicos generan incertidumbre y condicionan negativamente el devenir de la economía de nuestro país.
Luego de la fuerte devaluación de enero, el Banco Central tomó cartas en el asunto y logró brindarle estabilidad al mercado. Por un lado, obligó a las instituciones financieras a deshacer posiciones en dólares, según lo estableció la Comunicación A5536. Por el otro, elevó las tasas de interés a niveles cercanos al 30% en un proceso de contracción monetaria. Estas dos medidas lograron sus objetivos: el dólar se mantuvo estable por varios meses, se redujo la inflación y se sacaron pesos del mercado – entre enero y mayo 28.268 millones de pesos se esterilizaron.
Sin embargo, en junio el Banco Central abandonó la contracción monetaria y nuevamente comenzó un proceso de expansión de la base monetaria. Sólo entre junio, julio y los 8 primeros días de agosto, la base monetaria creció en 40.740 millones de pesos, lo cual arroja un acumulado en 2014 de 12.471 millones de pesos.
De aquí a fin de año, el escenario se plantea aún más complejo. Distintas estimaciones privadas esperan que el Banco Central deba asistir al Gobierno via emisión monetaria en aproximadamente 120.000 millones más de pesos. Esto ubicaría a la base monetaria en niveles cercanos a los 500.000 millones de pesos.
¿Para qué sirve saber el monto de la base monetaria actual y su evolución? Por muchas razones, pero una no menor es porque a partir de este dato se obtiene el “dólar de convertibilidad”. El dólar de convertibilidad, también conocido como dólar técnico o dólar cobertura, es el valor de referencia que debería tener el dólar en una situación de equilibrio y que se obtiene a partir de dividir la base monetaria por las reservas. Es el tipo de cambio que garantiza la conversión entre el stock de pesos y el stock de reservas medidas en dólares.
Más allá de la discusión teórica del concepto, esta simple división tiene implicancias en la práctica ya que es una variable muy seguida por el mercado y además tiene una alta correlación con el dólar paralelo. El 8 de agosto el dólar de referencia se ubicaba en 13,45 pesos por dólar. El problema es que hoy en día la base monetaria aumenta y las reservas decaen: aumenta el numerador y disminuye el denominador. Por lo tanto, el dólar de convertibilidad crece cada vez más rápido.
Suponiendo que la base monetaria se ubicara a fin de 2014 en niveles de 500.000 millones de pesos y las reservas se mantuvieran en niveles de 29.000 millones de dólares, el dólar de convertibilidad se ubicaría por encima de los 17 pesos.
En un contexto de expansión monetaria, reservas alicaídas y con un proceso inflacionario difícil de contener, el atraso cambiario se está haciendo cada vez más presente. Por eso no nos tiene que sorprender que el mercado se vuelque masivamente a instrumentos dolarizados. Con un dólar de convertibilidad en 17 y los contratos en Rofex negociándose en 9,19 para fin de 2014, es lógico que los bonos en dólares (Boden 2015, Bonar X, Bonar 2024, etc) y el dólar paralelotomen impulso, y que las solicitudes para dólar ahorro se hayan multiplicado.
El autor es Lic. en Ciencias Empresariales y tiene un Master en Banca y Regulación Financiera. Actualmente se desempeña como Analista de bolsa en TSA Bursátil, una empresa del Grupo Transatlántica