Es bien sabido que Argentina tiene poco (cuasi nulo) acceso a los mercados de deuda internacional.
Precisamente el acceso a los mercados financieros internacionales fue el objetivo último del acuerdo con el CIADI, Repsol y el Club de París, aunque todo se desvaneció al no poder cerrar el capítulo con los holdouts.
En la actualidad la curva de bonos soberanos de Argentina tiene pendiente negativa. Esto a priori resulta anti-intuitivo ya que a mayor plazo, mayor es el retorno que se le suele exigir a los bonos. Una curva con pendiente negativa suele darse muy excepcionalmente, como por ejemplo cuando hay expectativas de recesión o de problemas económicos.
Los inversores no se fían de la capacidad de pago del Gobierno en el corto plazo por diversos motivos: la pérdida de las reservas, la batalla legal con los holdouts, el contexto macroeconómico deteriorado, etc. Por ello el Boden 2015 (RO15) rinde un 13,6% en mercados internacionales. Y aún más sorprendente es su cotización en el mercado local: rinde nada más y nada menos que un 26,4% según su cierre del viernes.
Los siguientes gráficos ilustran la curva de bonos soberanos argentinos y se la compara con las curvas de los demás países sudamericanos.
Se puede apreciar:
1- El mercado le teme a Argentina y Venezuela y le exige 5 veces más de costo en el corto plazo, mientras que el resto de los países tienen riesgos similares.
2- El acceso a los mercados le permite a los demás países endeudarse no sólo a menor tasa sino también a mayor plazo.
3- Incluso países como Ecuador, Paraguay y Bolivia logran financiarse a tasas razonables (de hecho Paraguay colocó la última semana un bono a 30 años al 6,1%).
Queda entonces hecha la pregunta: Argentina, ¿es una oportunidad de inversión?
El autor es Lic. en Ciencias Empresariales y tiene un Master en Banca y Regulación Financiera. Actualmente se desempeña como Analista de bolsa en TSA Bursátil, una empresa del Grupo Transatlántica