El Banco Nacional Suizo (BNS) sacudió a los mercados financieros el pasado jueves, pateando el tablero cuando nadie lo esperaba: el BNS eliminó la barrera cambiaria contra el euro que mantenía desde 2011 y redujo aún más las tasas negativas para depósitos a la vista.
Cuando ya todos tradeaban lo que hará el Banco Central Europeo este jueves 22, el BNS quitó su tipo de cambio máximo frente al euro, que estaba prefijado en 1,20 francos. Esta decisión había sido tomada en 2011, en plena crisis de deuda soberana europea, a fin de frenar la apreciación de la divisa suiza en aquel momento.
Pocos días atrás, funcionarios del BNS habían descrito al cap contra el euro como elemento clave de la política monetaria del banco. De ahí lo llamativo e inesperado de la decisión.
En línea con esta medida, el BNS también anunció que cobrará a las entidades financieras un 0,75% por depositar su dinero en el Banco Central helvético frente al 0,25% que pedía a mediados del mes de diciembre. Es decir, dejó en terreno aún más negativo los depósitos a la vista. Es por esto que se especula que las entidades financieras podrían empezar a cobrarle a sus clientes por el dinero que tengan en cuenta, algo inusual para lo que es la industria financiera global.
La decisión del BNS llega una semana antes de la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo. El mercado hoy descuenta que el BCE anuncie un programa de compra de bonos (Quantitative Easing), aunque sobre su tamaño y forma hay diferencias entre los analistas de mercado. Las autoridades suizas buscaron pues anticiparse al anuncio del BCE, que podría llevar a ventas masivas de francos contra euros, de haberse mantenido el cap a 1,20.
La reacción de los mercados fue inmediata: la volatilidad en los mercados de divisas se disparó y el franco suizo marcó su mayor variación porcentual desde la década de 1970. El franco suizo se revalorizó un 15% frente al euro, hasta los 0,963 euros. Apreciación similar tuvo el franco suizo frente al dólar estadounidense y frente a las divisas más representativas del mundo.
El mercado de bonos también dio cuenta de la decisión del BNS. El bono soberano a 10 años cotiza con TIR negativa, un hecho inédito para un bono de esta duration.
Pongámoslo en términos comparativos: Argentina paga un rendimiento del 10% a 9 meses y Suiza cobra por el dinero a 10 años.
A nivel bursátil, el índice de referencia de la bolsa suiza se desplomó un 8,67% en la sesión del jueves, sufriendo la segunda mayor caída desde 1989, cuando retrocedió un 10,5% en una jornada.
La decisión del BNS tuvo grandes perdedores.
En poco tiempo el BNS se cobró sus primeras víctimas: desde clientes minoristas hasta un broker británico de divisas que se ha declarado insolvente.
Seguramente los resultados corporativos de bancos del Q1 2015 mostrarán pérdidas para muchos bancos producto de esta decisión, ya que muchas mesas de trading quedaron descalzadas y muchas cuentas personales quedaron con tenencia negativa.
Otros afectados por la decisión son la industria del turismo y las empresas exportadoras, entre las que se destacan las marcas de relojes Swatch, Rolex, Tag Heuer y Richemont, y las empresas de chocolates como Lindt y Sprungli. Por otro lado, aquellos extranjeros con hipotecas denominadas en francos suizos también sufrirán sobrecostos producto de la apreciación de la divisa.
Además, a nivel macro esto trae consecuencias para todas las economías europeas. Se estima que la medida reducirá las exportaciones suizas en aproximadamente 5.000 millones de francos suizos y que el PBI del país helvético crecería en 2015 solamente entre un 0,5% y un 1%, por debajo del 2% estimado previamente.
En la vereda de los ganadores se encuentran los trabajadores franceses, italianos y alemanes que día a día cruzan la frontera para trabajar en Suiza. Estos trabajadores han visto cómo sus sueldos han aumentado un 15% en apenas minutos.
Luego del sacudón del BNS, ahora todos los ojos están puestos en la reunión de política monetaria del BCE de este jueves. QE a la vista y los cross currency con más volumen que nunca.
El autor es Lic. en Ciencias Empresariales y tiene un Master en Banca y Regulación Financiera. Actualmente se desempeña como Analista de bolsa en TSA Bursátil, una empresa del Grupo Transatlántica