El Banco Central Europeo (BCE) acentuó su política monetaria expansiva en la reunión del último jueves, ubicando las tasas en nuevos mínimos históricos. Estas medidas se toman en un momento en que el bajo crecimiento y la amenaza de deflación constituyen los principales factores de preocupación del empresariado europeo.
La Eurozona se encuentra actualmente tratando de combatir dos frentes desde el punto de vista macroeconómico. Por un lado, el debilitamiento del ritmo de crecimiento de la zona euro, el cual se estima por debajo del 1% para 2014. Por el otro, la constante disminución de la tasa de inflación: 0,3% el dato de agosto y 0,6% el estimado para 2014, recientemente revisado a la baja. Vale remarcar que el dato de agosto es el mínimo de los últimos 5 años. Además, se encuentran muy por debajo del objetivo de inflación del BCE del 2%, marca que podría llegar a obtener recién en 2016.
Estas dos grandes preocupaciones se suman, entre otras, a una tasa de desempleo del 11,5% (18,4 millones de desempleados), la reducción de préstamos a empresas no financieras, la caída del Banco Espirito Santo, la inestabilidad política en Francia y el conflicto entre Ucrania y Rusia.
En este contexto, el BCE ha actuado sobre cuatro pilares básicos:
1. Rebaja del nivel de intereses de sus préstamos en un 0,10%, hasta un 0,30%.
2. Rebaja del nivel de intereses de sus refinanciaciones en un 0,10%, hasta el 0,05%.
3. Rebaja del nivel de intereses de sus depósitos en un 0,10%, hasta el -0,20% (es decir, el BCE cobra a los bancos que quieran depositar allí sus depósitos).
4. Incorporación de un programa de recompra de activos del sector privado no financiero.
Los primeros tres puntos no merecen mayor descripción, pues ya habían sido tratados en artículos anteriores y además van en línea con lo dispuesto en reuniones de política monetaria anteriores. Lo más relevante se encuentra en el nuevo programa de recompra de activos, lo más parecido a los Quantitative Easings (QE) de la FED.
El Asset–Backed Securities Purchase Programme (ABSPP) tendrá como objetivo la compra de títulos valores respaldados por activos, tanto a bancos como a otros inversores financieros. De esta manera liberarán a estos actores del sistema de sus carteras de créditos y, con dicha liquidez, podrán originar nuevos créditos. El objetivo final del programa es volcar el crédito a la economía real y fortalecer la actividad económica de cada uno de los países miembros.
No obstante, vale una acotación. A diferencia de los tres QE de la FED, el programa del BCE permite la compra de paquetes de hipotecas. ¿Por qué la FED no lo permitía? Por el riesgo de una nueva burbuja en el sector inmobiliario. Evidentemente el BCE no cree esto posible en la Eurozona, a pesar que en ocasiones anteriores lo había señalado como un riesgo.
Más allá de esta incongruencia, la movida del BCE es clara: inyectar liquidez para estimular la economía y alejar el riesgo de deflación. El BCE ha pisado el acelerador a fondo hasta niveles jamás vistos para la economía de la Eurozona, adoptando una política monetaria extremadamente laxa.
¿Qué impacto tienen estas decisiones en los mercados? Fundamentalmente el impacto se vio en el mercado de divisas: el euro se ha depreciado durante 8 semanas seguidas frente al dólar, la secuencia bajista más extensa desde la introducción del euro en 1999. Así, cerró la semana en niveles de 1,295 (-5,75% desde el 1° de julio). Aquí no sólo se ve el impacto de un BCE más expansivo, sino que también se refleja el impacto de una FED en retirada, con un dólar fortaleciéndose frente a la mayoría de las divisas. Un euro más débil será de gran ayuda para las empresas exportadoras y los países receptores de turistas de todo el mundo. Por el contrario, será perjudicial para aquellas empresas netamente importadoras, como las dependientes del petróleo.
En cuanto a las bolsas europeas, tasas más bajas impulsarán al alza a las acciones nominadas en euros. Menores tasas de descuento aplicadas a los proyectos de inversión, en conjunto con inversores dispuestos a tomar mayores riesgos para obtener rentabilidades adecuadas para sus ahorros, hacen emerger a las bolsas como grandes captadores de fondos.
El autor es Lic. en Ciencias Empresariales y tiene un Master en Banca y Regulación Financiera. Actualmente se desempeña como Analista de bolsa en TSA Bursátil, una empresa del Grupo Transatlántica