La normalización de las cuentas públicas, sumado al reciente acuerdo con el FMI, debería permitir encaminar al mercado de bonos a una normalización. La curva se encuentra muy plana y si recupera pendiente, es en la parte más corta y hasta la parte media donde mayores oportunidades hay. Analistas del mercado se inclinan por bono con liquidez como el Bonar 20 o Bonar 2024.
Alejandro Kowalczuk, Head Porfolio Manager de Argenfunds, entiende que la normalización de la curva de rendimiento en dólares depende del éxito del plan de ajuste fiscal con meta de déficit primario de 0% en 2019, una mayor certeza respecto al financiamiento del tesoro a partir de 2020 y que se despejen las dudas sobre el panorama político, a partir de las opiniones de los candidatos en relación a las políticas de ajuste y acuerdo con el FMI y qué probabilidades tiene cada uno.
También recuerda que los spreads entre el CDS de 10 años y los de 5 y 2 años, pasaron de 124 y 258 puntos básicos respectivamente en enero, a 25 y 75 bps al día de la fecha. «En caso de volver a los valores de enero, veríamos una compresión de spread de los bonos argentinos, llevado a precios, la ganancia de capital ante esa compresión sería del casi 30% para los bonos a 10 años, del 20% para los de 5 años y 10% a 2 años. A esto deberíamos sumarle los cobros de renta de los respectivos bonos».
Entre distintos analistas existe cierto consenso en que no existen incentivos para apostar a bonos más largos. Francisco Velasco, Head of Research de Banco Mariva, señaló que la curva se estuvo empinando ligeramente respecto de semanas anteriores y hemos visto que los bonos de la parte corta resistieron bien la volatilidad internacional, respecto de cómo han evolucionado los bonos de la parte más larga. Lo relevante es que el aplanamiento de la curva aún se mantiene y refleja incertidumbre política».
Un poco más cauteloso, Alberto Tarsia, Partner Team Leader Wealth Management de Puente, agrega que no ven que la curva se vaya a normalizar en el corto plazo. «El contexto político de elecciones el año que viene no está claro mientras que a nivel internacional sigue la suba de tasas ya que la economía americana sigue con un crecimiento robusto a la vez que la inflación se ubica por encima del 2%». En este contexto, siguen recomendando bonos que se ubiquen en el principio del tramo medio o fin del tramo corto. «Esto sería para bonos con duration de entre 2 a 3 años, es decir, entre el Bonar 2020 y el Bonar 2024. Las Letes son para quien no quiere asumir riesgos en un escenario post-elecciones».
Nery Persichini, Gerente de Inversiones de GMA Capital, comenta que la primera fase de la normalización debería verse en los bonos más cortos que vencen después de las elecciones del año que viene. Persichini entiende que el diferencial de tasas entre una Lete en dólares que rinde 5,5% a abril y títulos como el Bonar 2020 (AO20) y el Bonar 2024 (AY24) tendría que retroceder. «Nuestro escenario base contempla la posibilidad de una mejora de 100 bps de los diferenciales de riesgo en el tramo corto. Es decir, consideramos que es probable que el AO20 rinda menos de 8% y el AY24 regrese al umbral del 9%. De ocurrir, entre ganancia de capital y renta, dichos bonos permitirían embolsar, respectivamente, retornos de 9,9% y 11,4% en el lapso de 1 año», explicó.