El éxito bonaerense y en otros cuatro distritos es clave para fortalecer la capacidad negociadora en el Congreso, en las discusiones federales y para reducir el gasto
Todos los proyectos y reformas que tímidamente fueron esbozadas durante el último semestre, y con más fuerza después de las PASO, tomarán velocidad en las próximas semanas. Para después de las elecciones, después de octubre, se esperaba el anuncio de la reforma tributaria; para cuando asumiera en diciembre la nueva conformación legislativa, los acuerdos políticos con las provincias sobre la nueva Coparticipación y el reparto de fondos del Conurbano. La victoria bonaerense, sumada a los resultados de Cambiemos en Córdoba y Santa Fe, relegaron políticamente a los dos principales objetores de los planes federales ayudan a la compleja negociación que debe encarar el oficialismo en ambos planos.
La extensa victoria de Cambiemos en todo el país no eximirá al oficialismo de las negociaciones desde una minoría en las dos cámaras del Congreso. Los dos últimos años transcurrieron así, pero el triunfo legislativo en en los principales cinco distritos clave amplificará esa capacidad negociadora.
El primer frente de batalla será en el Congreso la discusión del Presupuesto 2018. De la apertura a debate surgirá la agenda más urgente del Ejecutivo: mayor audacia para ajustar el gasto del Estado. No sólo quedará habilitada la aplicación de instrumentos de financiamiento extrapresupuestario para garantizar el cumplimiento de los planes de infraestructura
El aval político de ayer también se traducirá en un ajuste en la estructura del Estado. Como se recordará, las pautas presupuestarias, excepto las del gasto social, se mantienen mayoritariamente estables respecto de las de 2017. Es decir, al menos 25% debajo de las del año en curso, si se descuenta la inflación.
El Cronista publicó en ocasión del Coloquio de Idea, el consenso de los empresariado en que para que Cambiemos mantuviera capacidad política suficiente debía obtener un triunfo sobre Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires por al menos cuatro puntos. Esa meta fue alcanzada ayer.
El aval político a Cambiemos podría habilitar a cambios en el diseño de la política antiinflacionaria. El ajuste del déficit sería la herramienta que entraría en juego para no poner en riesgo la política monetaria del Banco Central.
En ese sentido, a nivel de las reformas pendientes, el ajuste del Estado se proyectará también en los frentes gremiales, en las reformas laborales y del sistema de salud.
La emergencia de 2019, y el raid hacia un segundo mandato, darán el empujón a la administración, que tendrá, al menos momentáneamente, a un peronismo concentrado en la reorganización de liderazgos.
Si la tímida victoria de Cambiemos en las PASO fue suficiente para que fondos de inversión avanzaran en apuestas y desembarcos, la aparente certeza de que se mantendrán las reglas de juego que surgen de la nueva conformación legislativa y provincial votada ayer prometen confirmar ese rumbo. La Argentina shopping sería una realidad. Gobierno y analistas afirman que la licitación de energías renovables de la semana pasada, con ofertas largamente excedidas de los cupos ofrecidos sería una muestra. ¿Se acelerará la apreciación del peso proveniente de estas inversiones?.
Acallado el síndrome de la debilidad política, volverá a aparecer el debate económico sobre gradualismo o shock. ¿Renacerán los halcones acallados en el verano de 2016?
Mientras se mantenga la reversión de la recesión cuyos efectos se cristalizaron en los comicios, el campo no afloje, se acelere la recuperación del empleo y el mundo no genere riesgos adicionales al financiamiento oficial, el debate podría demorarse. Pero que no podrá evitarse en esta recta hacia 2019.