Cuando nos hablan de Deuda solemos pensar que es algo negativo, sobre todo en nuestro país, sin embargo muchas veces nos sugieren tomar Deuda para consumir debido a que la inflación la termina «licuando», o porque la tasa de interés es baja. Así endeudarse pareciera ser algo positivo.
Entonces: ¿endeudarnos es bueno o malo? A priori no lo sabemos, tenemos que analizarlo.
Podemos comenzar separando los actores del mercado según sus intereses:
El vendedor:
El que está vendiendo tiene como objetivo de trabajo colocar ese producto o servicio. Es por eso que va a utilizar todas las alternativas disponibles y buscará todos los argumentos para cerrar la operación. Si una de las necesidades que se presenta es el financiamiento, nos inducirá como clientes para que nos endeudemos. ¿Está mal lo que hace el vendedor? ¡Por supuesto que no! Es su trabajo. Los que tenemos la responsabilidad de saber hasta dónde endeudarse y bajo qué condiciones, somos los consumidores.
El consumidor:
Como consumidores recibimos muchos estímulos, promociones, oportunidades con importantes descuentos y facilidades a lo largo del proceso de compra.
Vivimos en una sociedad de consumo donde tanto incentivo puede terminar convenciéndonos en adquirir algo que no es necesario o no deseábamos.
Si para comprar no tenemos otra alternativa más que endeudarnos, aparecen financiamientos promocionados como grandes oportunidades.
En principio como consumidores tenemos menos herramientas para darnos cuenta de los riesgos que se pueden presentar.
Una decisión mal tomada hoy puede comenzar a deteriorar nuestras finanzas lentamente. Para evitar esta «agonía», se sugiere hacernos algunas preguntas simples antes de decidir una compra que incremente nuestra Deuda:
¿Realmente queremos o necesitamos ese producto?
¿Lo deseamos o necesitamos ahora?
¿Nuestra proyección financiera permite incrementar la deuda?
¿Estamos comprando solo para aprovechar un beneficio financiero?
Se sugiere no comenzar con la tercera y cuarta pregunta ya que una respuesta positiva puede entusiasmarnos o viabilizar la compra, pero: ¿Para qué? ¿Para qué vamos a endeudarnos? ¿Solo por un beneficio o posibilidad financiera?
Como esa deuda va a disminuir nuestra disponibilidad de compra futura, antes tenemos que estar seguros de que realmente deseamos o necesitamos ese producto o servicio en este momento.
Lamentablemente tanto incentivo al consumo genera hábitos que llevan a comprar sin medir el impacto negativo que pueden generar, actuamos automáticamente, viviendo al límite de nuestro endeudamiento.
A fines del 2009 se hablaba de que los empleados estaban muy endeudados y pedían con mayor frecuencia anticipo de sueldos, y que en muchos casos llegan a esta situación debido a que no saben cuánto pueden endeudarse sin arriesgarse.
A fines del 2010 vivíamos un Boom de consumo y proliferación de las cuotas sin interés. El sistema estaba casi al límite de endeudamiento y cualquier imprevisión generaba la insolvencia de las familias.
A mitad del 2011 el endeudamiento de las familias estaba cerca de su techo. La relación entre endeudamiento y los salarios había alcanzado su mayor nivel desde la crisis del 2008. Se percibían signos de agotamiento en los préstamos que toma el consumidor.
En el año 2014 debido a que se venía incrementando el saldo deudor de las tarjetas de crédito, los Bancos preventivamente subieron el pago mínimo hasta el 30% para evitar que aumente la morosidad. Solo dos años atrás era del 15%. También para controlar los riesgos de exposición redujeron los límites de compra. Además las tarjetas comenzaron a discontinuar las 12 cuotas sin interés, afectando niveles de consumo. Hacia fin de año se realizaron acuerdos para contar nuevamente con las 12 cuotas sin interés.
Al día de hoy, el crecimiento del endeudamiento por consumos con tarjetas de crédito es significativo. Resulta tentador endeudarse en un contexto inflacionario en cuotas fijas, en pesos y en muchos casos sin cobro de intereses, pero ya se alerta el gran aumento de la deuda de las familias.
Si el mercado incentiva el endeudamiento irresponsable y nosotros no analizamos previamente las compras, lo único que se logrará es el incremento de la morosidad afectando todo el sistema.
Es muy riesgoso vivir al límite de nuestro endeudamiento, siempre es recomendable resguardar un margen para los desvíos, ya que tanto los imprevistos personales como los cambios abruptos en las condiciones de mercado se presentan cotidianamente y las familias suelen pagar un alto costo cuando suceden.
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El autor es Contador Público de la UNR, Especialista en Finanzas por la Fundación Libertad, Master en Economía y Administración de Negocios por ESEADE y realizó un Programa de Dirección de Empresas en el IAE. Desde el año 2004 se desempeña en la compañía SIPAR GERDAU, actualmente como Responsable de Finanzas