El mayor de ellos es BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo y cuyo CEO estuvo reunido con Mauricio Macri en Casa Rosada. Le siguen en la lista Lazard, involucrado en la venta de la constructora de Calcaterra a Marcelo Mindlin. HSBC y Goldman Sachs forman parte del listado.
El Gobierno de Mauricio Macri ya se convirtió en un habitual emisor de deuda en las plazas internacionales.
Después del ostracismo financiero que le impuso el kirchnerismo al país, el Tesoro salió en el último año y medio a «inundar» el mercado de bonos.
El primer aluvión vino por la colocación de deuda para pagarle el juicio a los fondos buitre. En ese momento, abril del 2016, presentó tres clases de títulos por un total de u$s16.500 millones.
No obstante, el Gobierno no quedó del todo satisfecho e incurrió en más compromisos, en octubre de ese año, cuando logró recaudar en el Viejo Continente u$s2.750 millones mediante dos bonos.
Así, cerró el 2016 con un monto de u$s19.250 millones en títulos colocados tan solo en el plaza internacional.
Ni lento ni perezoso, el ministerio de Finanzas, a cargo de Luis «Toto» Caputo, comenzó el 2017 con una emisión relámpago por u$s7.000 millones, apremiado por los tiempos políticos en el exterior.
Fue realizada días antes de que asumiera Donald Trump en los Estados Unidos, un hecho que generaba inestabilidad en los mercados. Y en forma previa a que la Reserva Federal subiera las tasas de interés, como finalmente ocurrió.
Caputo, primero como secretario de Finanzas y luego como ministro, encabezó todas las operaciones de deuda del Gobierno.
El éxito de las incursiones oficiales en los mercados lo llevaron al tan deseado ascenso, luego de que el Presidente desplazara a Alfonso Prat Gay y le creara un ministerio para que siga comandando las finanzas del país. Fue el premio de Macri al hombre que le consigue los dólares.
Claro que estas operaciones de deuda, que permiten financiar el déficit fiscal, generan compromisos de pago que en algún momento se tendrán que cancelar.
En este contexto, cabe la pregunta sobre quiénes han pasado a ser los «nuevos» acreedores de la Argentina. Es decir, aquellos que adquirieron títulos y se han convertido en los prestamistas del Gobierno.
Si bien no suele trascender estos nombres, iProfesional accedió a la información que recopila una agencia internacional en base a datos de la Securities and Exchange Commission (SEC), el regulador del mercado de capitales de Estados Unidos.
En lo la lista de poseedores de bonos emitidos por «Toto» Caputo se desprenden algunos nombres interesantes (y ya conocidos), tal como se puede observar en el siguiente cuadro:
1.- En el podio de los nuevos compradores se encuentra -por lejos- el fondo de inversión neoyorquino BlackRock. Fundado en 1988, tiene su sede central en Nueva York y es el más grande del mundo.
Posee, por ejemplo, casi el 3% de los u$s6.500 millones emitidos el año pasado mediante un bono a 10 años. Fue uno de los tres títulos que se colocaron para pagarle a los holdouts.
2.- Le sigue en el ranking de los mayores acreedores del país otro muy conocido en el mercado: Lazard, firma financiera líder en Estados Unidos, competencia directa a BlackRock.
Comandada por Kenneth M. Jacobs, Chairman & CEO, tuvo ingresos anuales por u$s2.354 millones en 2015 y maneja activos por la friolera de u$s192.000 millones.
Lazard está presente en el país y posee oficinas en Puerto Madero. Se especializa en el mercado de M&A (fusiones y adquisiciones) y, por cierto, fue el que obtuvo el mandato de venta de IECSA, la constructora del primo del presidente Macri, Ángelo Calcaterra.
3.- HSBC también figura en el ranking de mayores compradores de papeles locales. En la Argentina ostenta una fuerte presencia en el mercado individuos y corporativo.
Fue noticia en los últimos años por una serie de escándalos. A nivel global, por investigaciones de lavado de dinero que golpearon la imagen del banco. En el país, por la embestida del gobierno de Cristina Kirchner.
Sus directivos fueron perseguidos por la AFIP de Ricardo Echegaray y el número uno de la entidad debió ser alejado del cargo por orden del entonces titular del BCRA, Alejandro Vanoli, en septiembre de 2015.
A los pocos meses, la Justicia revirtió tal decisión. Gabriel Martino fue restituido en su puesto y confirmado como presidente del directorio.
4.- En la lista de compradores de deuda argentina aparece otro viejo conocido: Goldman Sachs, uno de los bancos más antiguos y respetados de Nueva York.
Esta entidad es la que más hombres aportó a la administración de Donald Trump. Ya son tres los ex Goldman que se sumaron al Gobierno, contando al actual secretario del Tesoro, Steve Mnuchin.
-La mayor aseguradora de Europa también dice presente en el listado de los mayores tenedores de bonos de la Argentina: Allianz.
La gigante alemana ganó en 2016 unos 6.883 millones de euros y reclutó, hace algunos años, al gurú de los mercados emergentes Mohamed El-Erian para liderar sus desembolsos en la región.
El financista favorito de Cambiemos
Sin lugar a dudas, BlackRock es el fondo de inversión más activo del Gobierno de Macri.
No sólo porque su presidente, Laurence Fink, viajó a Buenos Aires para entrevistarse con el mandatario, sino por la cantidad de negocios que está gestando en el país (y los que vendrán).
En su visita, le precisó a Macri que esta analizando instrumentos financieros para el desarrollo de viviendas en la Argentina. Además, le hizo saber sobre su interés en realizar inversiones en shale oil y en el campo de las energías renovables.
Por cierto, este directivo viene de una historia bastante «agitada» que antecede esta fluida comunicación con Macri: sufrió, como tantos otros, el «escrache» público de Cristina Kirchner.
Corría el año 2014 y en un encendido discurso la ex mandataria comunicó que ejecutaría la ley de financiamiento del terrorismo contra la multinacional Donnelley por haber despedido a 400 trabajadores y cerrado de manera intempestiva la fábrica.
Así, quedó involucrado BlackRock, ya que le había comprado el 70% de la firma a la multinacional. Según elucubró CFK, el fondo lo hizo porque era socio de NML de Paul Singer y querían «doblegarla», a raíz de la falta de pago a los holdouts.
Sin embargo, más allá de estos avatares, siguió siendo «amigo» de la Argentina: no sólo tuvo participación en empresas como YPF sino que se presentó como «amicus curiae» (aliado del Gobierno) ante el juez Thomas Griesa.
En la actualidad, tan en serio se toma la tarea de desarrollar negocios en este suelo que mantiene a un ejecutivo «full time» dedicado a conseguir esas «perlitas» capaces de hacerles ganar mucho dinero.
El emisario de Fink es Pablo Federico, un argentino que actúa como portfolio manager en BlackRock y que tiene la misión de invertir en «Asset Classes» o activos de clases. Bajo ese concepto se enmarcan grandes categorías de desembolsos asociadas a diferentes niveles de riesgo y de rentabilidad.
Este economista, que pasó por el CEMA, es quien se reúne con los funcionarios y empresarios en la Argentina. De hecho, se lo suele ver en despachos oficiales y es, por cierto, uno de los que tiene el mejor «feeling» para detectar por dónde pasarán los negocios en el país.
No es casual, entonces, que BlackRock -además de ser el mayor tenedor de los nuevos bonos de Caputo-, esté lanzando un índice para comprar acciones argentinas.
Se trata de las iShares, firma dedicada a la emisión de ETF (fondos que permiten tomar posiciones sobre un determinado índice) que pertenece a la mencionada BlackRock.
Por ciertto, ya realizó el registro para la creación de uno de ellos que invertirá en empresas que ofrecen exposición al mercado bursátil albiceleste, incluso aunque no estén cotizando o no tengan sede en el país.
El índice que seguirá el ETF será el MSCI All Argentina 25/50. Es el mismo que replica el Global X MSCI Argentina (el único que hoy existe en Estados Unidos y que cubre exclusivamente el mercado local).
Esto, claro está, potenciaría al mercado doméstico de acciones, hoy día de escaso volumen, en busca de hacer crecer los negocios para intentar -en algún momento- volver a ser lo que fuera en los ’90, pleno auge de las inversiones en empresas argentinas.
Hasta CFK tuvo aliados en Wall Street
El gobierno de Macri no es el primero en tener un fondo «afín» o que le resulta funcional a sus intereses. Claramente estos inversores aparecen cuando detectan oportunidades de negocios.
No es amor, es dinero. Este tipo de relación con los gobiernos no distingue color ni signo político.
Es usual pensar que Macri atrae al mundo de las financistas mucho más que sus antecesores. Sin embargo, los gobiernos pasados también contaron con algún «fondo amigo«. Incluso, el kirchnerismo.
Gramercy fue el más activo en la administración anterior. A pesar de su retórica antimercado, los Kirchner (primero Néstor, luego Cristina) mantuvieron una muy fluida relación con estos financistas.
De hecho, Robert S. Koenigsberger – dueño de Gramercy- era el hombre de Wall Street más escuchado por Néstor Kirchner.
En 2013, este y otros fondos, junto con un consorcio de abogados, impulsaron un acuerdo entre el 93% de los bonistas que aceptaron las reestructuraciones de deuda (2005 y 2010) y los denominados «buitres», liderados por Elliott Management, de Paul Singer.
Si bien no prosperó, era la «solución privada» que el gobierno K veía con buenos ojos para encausar el litigio con los holdouts y, a la vez, poder mantener su discurso «anti-acuerdo».
Pese a no haber llegado esta estrategia a buen puerto, Gramercy volvió a extenderle la mano al kirchnersimo. Más precisamente a Amado Boudou, cuando compró parte en los juicios que tenía el país en el CIADI.
El emisario del fondo en el mercado doméstico era el argentino Gustavo Ferraro, quien en la actualidad sigue como operador de Gramercy en Argentina.
El final de la intensa relación entre el kirchnerismo y esta firma llegó cuando asumió Axel Kicillof en el ministerio de Economía.
El otrora funcionario pensó que ese fondo estaba haciendo negocios con Hernán Lorenzino, ex titular de esa cartera que estaba manejando el tema de la deuda.
El final de la historia es conocida: no sólo corrió a Lorenzino de su puesto sino que cortó vínculos con Gramercy.