El presidente Macri dijo que la economía argentina recobrará la expansión recién en 2019. Pero los analistas advierten que será tenue en el año electoral, por las exigencias del FMI. Agro y turismo serán los primeros en recuperarse
La actividad económica de Argentina cayó 5,8% en el quinto mes del año, afectada por la contracción de los principales rubros y los analistas coinciden en que los próximos meses van a mantener números negativos, incluso hasta el inicio del año próximo.
Llegada la recesión, ¿cuánto durará y cuándo volverá el crecimiento?
Algunas evaluaciones privadas prevén dos trimestres de caída y una recuperación heterogénea a partir del último trimestre de 2018. El BBVA Banco Francés estima que «la incertidumbre cambiaria, la mayor inflación y las políticas económicas más restrictivas impactarán en la economía en el segundo y tercer trimestre, pero estimamos comenzará a recuperarse en el cuarto trimestre, para promediar 0,5% en 2018 y 1,5% en 2019″.
El FMI proyecta un crecimiento marginal de 0,4% para la Argentina en 2018, perjudicado por la devaluación del primer semestre de 2018, un duro contraste con las previsiones del Presupuesto, que estimaba para este año un repunte de la economía de 3,5 por ciento.
Eduardo Luis Fracchia, director del Área de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral, explicó a Infobae que «es un esquema complicado y no hay elementos muy claros como para definir el fin de la recesión, que podrá producirse cuando se calmen los mercados financieros y se empiecen a cumplir las metas con el Fondo. En el segundo semestre la baja se va a sentir por la inversión pública y caída consumo. El actual es un ajuste por la fuerza de los hechos, como la corrida cambiaria, y es muy difícil hacer un ajuste en recesión».
«Argentina cumple todas las condiciones necesarias para asegurar que habrá al menos dos trimestres consecutivos de caídas en la actividad» en la comparación interanual, indicó el Grupo SBS.
«El crecimiento va a disminuir, vamos a tener unos meses en los cuales las cosas que hemos formulado tienen que madurar, pero vamos a retomar el crecimiento el año que viene y volver a generar empleo», confió el presidente Macri en su última conferencia de prensa.
Con la mayor caída interanual en nueve años, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC marcó el inicio de un sendero decreciente, que no está claro que se revierta antes de fin de año, luego de que en abril se cortará una racha positiva de 13 meses seguidos con resultados positivos.
Elisabet Bacigalupo, analista macroeconómica senior de Abeceb.com, recordó que «al analizar una recesión hay que mirar dos planos: la intensidad, medida entre pico –máximo de actividad- y valle –piso de la caída-, y la duración, para así determinar la velocidad y momento de la salida. La caída acumulada del PBI desestacionalizado es de 5,1%desde el pico del primer trimestre del 2018 y el piso, que esperamos para el cuarto trimestre de este año».
«Por eso, esta recesión va a ser más pronunciada que las de 2014 y 2016, porque está amplificada por el efecto de la sequía. Debida al crecimiento de 3,6% interanual en el primer trimestre, para todo el año la caída del PBI la estimamos en un 1% en 2018. Con una duración de tres trimestres, la recesión de 2018 estará en línea con el promedio de las recesiones registradas desde 1995 a la fecha, que es de 3,8 trimestres», puntualizó Bacigalupo a Infobae.
«Vemos un riesgo considerable de que la economía registré una recesión en el 2018(…) y que el crecimiento del PIB real se transforme en un indicador negativo», expresó Alberto Ramos, jefe de investigación económica de América Latina en Goldman Sachs.
«El impacto de la sequía fue clave a la hora de explicar la caída de los últimos dos meses analizados, y ya comienza a sentirse el efecto negativo del salto cambiario en el resto de los sectores productivos, cuyo mayor impacto se sentirá en la segunda mitad del año», señaló Ecolatina.
RECUPERACIÓN TENUE Y HETEROGÉNEA
«Para el año próximo, llegadas las elecciones PASO, la economía va a estar registrando un crecimiento entre 1 y 2 por ciento. Prevemos una recuperación tenue en el año que viene, mientras que este año podría terminar con un 0,5% positivo», apuntó Eduardo Fracchia.
La esperada recuperación de actividad tendrá distintas dinámicas. Con un ajuste fiscal en marcha no hay chances para que la obra pública movilice la economía en el corto plazo, aunque la visión oficial es que sentará las bases para una expansión sustentable a partir de 2019.
«En 2019 se va a registrar una disputa política natural, porque los gobernadores, muchos de ellos del oficialismo que van aspirar a una reelección, van a demandar más inversiones y fondos para la obra pública», acotó el experto de la Universidad Austral.
Bacigalupo, de Abeceb.com, refirió: «Para 2019 estamos esperando una recuperación muy moderada, de 1,6%, en buena parte por el efecto de la reversión de la sequía» y destacó que «hay algunos efectos a monitorear y es determinante en el pronóstico si el Gobierno logra estabilizar el mercado de cambios, como en las últimas semanas. Me refiero a una estabilidad real del dólar, es decir que aumente en línea con la inflación, para que no se deteriore la competitividad».
Bacigalupo advirtió que «el Gobierno se vio obligado a una recalibración del programa económico, a lo que debe sumarse que en 2019 el proceso electoral contará con condimentos inéditos. El Gobierno enfrentará las elecciones luego de una caída del PBI, con pocos instrumentos para estimular la actividad, por los compromisos asumidos con el FMI, que quitan grados de libertad para aplicar políticas expansivas. Si bien el gasto social tiene algún margen de acción contemplado en el acuerdo con el Fondo, no va a poder bajar las tasas tan rápido por el nivel de inflación».
El «nuevo dólar», un 50% más caro que en enero, aportará mayor equilibrio en la cuenta corriente, como se observó en junio el comportamiento del turismo emisivo y la balanza comercial. Habrá sectores con eficaz perfil exportador que podrán aprovecharlo, pero, a la vez deteriorará las cifras de venta de bienes durables, como autos e inmuebles, y también en el crédito productivo e hipotecario, con tasas de interés restrictivas.
«Las buenas perspectivas para el sector transable post-devaluación, en particular para el sector agrícola, impulsarán la recuperación de la economía en el cuarto trimestre, que creemos se consolidará en 2019 ante la mejora de la confianza y el salario real, para alcanzar un crecimiento medio de 1,5%», estimaron desde BBVA Research.
«Según nuestras estimaciones, recién a fin de año –si el proceso de relajación de tasas se acelera gracias a una mayor calma cambiaria y el resultado electoral en Brasil facilita la recuperación de su economía- el PBI podría estabilizarse», agregó Ecolatina, aunque aclaró que «el PBI no crecerá en 2018».
Así como el bajo desempeño del agro afectó notablemente a la economía en general, después de la sequía del último verano en la zona núcleo y las inundaciones durante el otoño, una producción en franca mejora a partir del último trimestre podría torcer el rumbo del PBI de caras a 2019.
Los productores del agro aprovecharán las condiciones de alta humedad para la siembra de trigo, producto con sostenida demanda en el exterior, en especial Brasil, y que está exento de retenciones. El horizonte de una cosecha récord para el cereal es una buena noticia, tanto para la producción agrícola como para el ingreso de divisas comerciales en diciembre y enero, para empezar a desandar el camino de la recesión y acotarlo a dos trimestres.
En el Memorando de Entendimiento Técnico con el FMI, el Gobierno espera que «el crecimiento para 2019 sea de alrededor del 2 por ciento. El fortalecimiento de la inversión y mayores esfuerzos en el programa para disminuir las distorsiones probablemente llevarán, en el mediano plazo, a una aceleración del PIB potencial, respaldada por una mayor formación de capital, un aumento en la oferta de mano de obra y mayor eficiencia y productividad».
Carecerá la recuperación del impulso estatal, dado el compromiso del Gobierno de avanzar en el ajuste fiscal exigido por el Fondo, garante del pago de la deuda en dólares hasta las elecciones presidenciales, con el objetivo de equilibrio de las cuentas públicas hacia 2021.
«El resultado primario de junio puso fin a un gran primer semestre en materia fiscal. El cumplimiento de la meta fiscal luce encaminado, aunque el impacto de la recesión sobre los ingresos y dificultades para seguir bajando subsidios son riesgos a seguir», agregó SBS.
En la cumbre del G20 de Finanzas, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, defendió los ambiciosos objetivos de déficit primario (2,7% del PBI para 2018) y señaló que «dado el cambio contexto internacional, pensamos que ésta es la política fiscal que necesita Argentina en este momento para tener un crecimiento sólido».
INCERTIDUMBRE LOCAL Y «VIENTO EN CONTRA» EXTERNO
Las condiciones financieras también refuerzan el tránsito contractivo de la actividad. En su Informe de Política Monetaria, el Banco Central ratificó las tasas de interés altas en cuanto la inflación persista en ascenso.
«El viento de cola primero se detuvo y luego se transformó en viento en contra. Precios internacionales, crecimiento de socios comerciales y condiciones financieras: el mundo está cambiando y eso complica el enorme desafío de estabilizar la economía argentina», señaló un informe de Invecq Consultora Económica.
La debilidad de los precios de los activos financieros medidos en dólares impide una reducción drástica del riesgo país. De este modo, los altos rendimientos en dólares bloquean el acceso al crédito externo que no sea el que aporta el propio FMI. Si se mantiene esa restricción, los próximos meses pueden traer una mayor devaluación y una inflación que se resistirá a bajar del umbral de 30% anual.
«La combinación de desequilibrios macroeconómicos, incertidumbre política y alta volatilidad en los mercados globales establece un nivel de riesgo que, en nuestra opinión, no se compensa con los rendimientos esperados en el extremo largo de la curva», reflejó un informe de Max Valores.
En ese aspecto, Delphos Investment acotó que «las compañías y el país en general tienen mucho potencial de crecimiento, y eso es percibido por los inversores extranjeros, aunque por el momento la incertidumbre local pesa más».
Con más dramatismo, la consultora Economía y Regiones recomendó que «para aventar toda probabilidad de nuevos rounds de ‘corrida’ y que la inflación baje ‘en serio’, hay que actuar sobre la madre de todos los problemas: la caída de la demanda de dinero impulsada por un plan fiscal impagable e infinanciable del Gobierno».