Los números del INDEC ratificaron que la recuperación se aceleró en el segundo trimestre del año. Los analistas destacan que una mayor inversión es “el motor del nuevo ciclo” alcista
En la transición entre gobiernos la economía argentina sufrió un duro tropiezo, con una caída de 2,3% del PBI en 2016, en simultáneo con la devaluación del peso y la suba de tarifas, aunque evitó una crisis como las registradas durante la hiperinflación (1989-1990) y la caída de la convertibilidad (2001-2002).
Con la recuperación de 2017, la actividad superó el bajón del año anterior y ya se aproxima a los niveles máximos alcanzados en el ciclo económico anterior, al promediar 2013 y 2015. Si el PBI argentino se expandiera en 2018, se concretarían dos años seguidos de crecimiento por primera vez desde el bienio 2010-2011.
«El cambio de régimen político, con nuevas reglas, regularización del acceso al crédito, recomposición tarifaria, impulso de la infraestructura pública, gradual apertura al comercio internacional y demás, configuran un escenario de mayor previsibilidad y confianza para que la inversión sea el líder del nuevo ciclo económico alcista», refirió un reporte de Invecq Consultora Económica.
El PBI debería superar el nivel máximo de mediados de 2015 y sostener el alza en 2018 como para definir si se está frente a un nuevo ciclo alcista.
Con los últimos datos del INDEC, que reflejaron una expansión del PBI de 2,7% en el segundo trimestre de 2017 en comparación al mismo período de 2016, la posibilidad de crecer un 3% a lo largo del año está al alcance de la mano.
En los últimos cuatro trimestres la economía creció 2,9%, al acumular 0,0% en el tercer trimestre de 2016 respecto del segundo; un 1,0% en el cuarto respecto del tercero; un 1,2% en el primer trimestre de 2017, y un 0,7% en el segundo trimestre de 2017 respecto del primero. El Ministerio de Hacienda corrigió al alza las cifras del cuarto trimestre de 2016 y el primero de 2017.
La cartera que conduce Nicolás Dujovne reportó que «el PBI lleva tres trimestres creciendo a un ritmo promedio de 1 por ciento que, anualizado, implica una tasa de crecimiento del PBI del 4,1%».
De todas formas, un estudio de Ecolatina enfatizó que «el nivel de actividad todavía se ubica por debajo del pico alcanzado a mediados de 2015: por caso el PBI del segundo trimestre 2017 está 1% por debajo del registro de actividad del segundo trimestre de 2015».
La expansión económica de los últimos meses es lenta pero sólida, pues se fundamenta en varios sectores.
El Monitor de la Economía Real, que elabora el Ministerio de Producción, reflejó un crecimiento es generalizado en prácticamente todos los sectores: 17 de los 20 indicadores que analiza la Secretaría de Transformación Productiva tienen luz verde (los sectores que crecen), hay dos luces rojas (sectores que caen como el químico y el textil) y una amarilla que es la inflación.
FACTORES DEL CRECIMIENTO
«El crecimiento sigue siendo liderado por la inversión, lo que confirma que este proceso de crecimiento es sostenible», consideró Hacienda. La inversión aumentó 8,3% en el segundo trimestre respecto del primero, «el mayor crecimiento en un trimestre en los últimos siete años», mientras que en términos interanuales mejoró 7,7 por ciento.
El rubro construcción fue clave en este desempeño. Tras un 2016 contractivo, acumuló una expansión de 5,7% en el primer semestre de 2017 respecto de 2016.
Para Ecolatina, «en términos desestacionalizados la inversión trepó en el segundo trimestre un fenomenal 8,3% respecto de los primeros tres meses del año. De esta forma, se consolida como el motor del crecimiento del nuevo modelo económico».
Invecq consideró que «con los números de las cuentas nacionales sobre la mesa, se puede asegurar con precisión algo que se afirma cada vez más entre analistas y funcionarios públicos: el motor del nuevo ciclo económico alcista, que comenzó a transitar la economía argentina desde fines del año pasado, es la inversión».
Un segundo factor impulsor de la economía es el consumo, muy castigado durante 2016. «En el segundo trimestre aumentó 3,8% trimestral y también 3,8% interanual, acelerándose respecto al 0,9 por ciento interanual que había registrado durante el primer trimestre», señaló Hacienda.
Ecolatina distinguió que en el segundo trimestre de 2017, el consumo privado trepó 3,8% interanual y el consumo público 2,9%, «acumulando en la primera mitad del año un alza superior a la del PBI», de 2,4 y 2,2 por ciento interanual, respectivamente, frente al 1,6% de aumento semestral del PBI. En este aspecto, la consultora destacó que «al comparar el nivel de consumo del primer semestre de 2017 respecto del mismo período de 2015, el consumo privado trepó 2,1% y el consumo público 3,4%».
Un tercer factor alcista es el de las importaciones de bienes y servicios, que en el segundo trimestre de 2017 treparon 9,1% interanual, para acumular en los primeros seis meses del año un alza del 7% interanual.
«En términos desestacionalizados las importaciones treparon 4,2%, respecto del primer trimestre. En términos anualizados esto implica un ritmo de crecimiento fenomenal: +18%», subrayó Ecolatina.
«Vale destacar las importaciones del primer semestre de 2017 treparon 18,4% respecto del mismo período de 2015. Esta performance se explica por la eliminación de restricciones, la recuperación de la actividad y la persistencia del atraso cambiario», puntualizó la consultora que dirige Santiago Paz.
En contraste, hay debilidad de las exportaciones de bienes y servicios. En volúmenes, cayeron 1,2% el segundo trimestre en comparación al mismo período de 2016, aunque están un 3% por encima del mismo lapso de 2015. Ecolatina pregunta: «¿Serán las exportaciones el talón de Aquiles del nuevo modelo económico? Se acumula deuda en dólares pero no crece la capacidad de repago (exportaciones)?».
Para Invecq, existe un riesgo «contingente» en el escaso dinamismo exportador, pues «gran parte de la acumulación de capital requiere de importaciones, elemento que está contribuyendo en gran medida al empeoramiento de la balanza comercial». Añadió que «mientras el aumento de la inversión requiere de mayores importaciones, las exportaciones no están aumentando en la misma proporción. De esta forma, las compras al exterior sobrepasan a nuestros envíos, incrementando el saldo negativo del intercambio comercial».