De reducirse la producción también se afectaría el saldo exportable de la la Argentina. Mientras tanto, avanza a buen ritmo la campaña de maíz y se proyectan 49 millones de toneladas.
La actual campaña agrícola está atravesada por dos factores claves. El primero es la sequía, que no solo recortó las intenciones de siembra de soja sino que también está afectando al trigo, que se encuentra en plena etapa de implantación y las principales zonas productivas muestran dificultades ante la falta de humedad. El segundo factor viene de la mano de los altos precios internacionales que hasta el momento le asegurarían un ingreso de divisas récord a la Argentina, pero lo cierto es que no todo está dicho y, de agravarse la situación del cereal, el volumen exportable podría verse disminuido.
Según indica la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en su último relevamiento, la siembra de trigo registra un avance de 11,6 puntos porcentuales con relación a la semana previa, alcanzado un 73,5% del área proyectada, marcando una demora de -10,6 puntos y de -4,3 puntos comparado con la campaña 21/22 y el promedio de las últimas cinco, respectivamente.
Otro punto clave es que la condición hídrica regular/sequia del total sembrado registró una leve disminución intersemanal de 1,1 puntos porcentuales, gracias a algunas precipitaciones ocurridas en algunas localidades sobre el centro/norte del área agrícola. En tanto, la condición de cultivo regular/mala se incrementó en 2,4 puntos desde el informe previo, reflejando las bajas temperaturas registradas en las zonas del sur de Buenos Aires, en donde se ve demorada la emergencia de las siembras tempranas.
Hasta el momento la proyección de siembra de trigo se mantiene en alrededor de 6,3 millones de hectáreas y la producción final del cereal arrojaría alrededor de 19 millones de toneladas. Lo cierto es que los pronósticos climáticos para los próximos días no son del todo alentadores por lo que la intención de siembra y la productividad del cultivo podrían verse disminuida.
Las proyecciones indican que la actual campaña de trigo y cebada podrían aportar a la economía local poco más de u$s6.000 millones, un monto clave que llegaría justamente en el próximo verano cuando el Gobierno necesitará dólares frescos para hacerle frente a diversos compromisos y cuando se espera que la cosecha de soja esté prácticamente liquidada.
De reducirse la producción de trigo, no solo dejarían de ingresar divisas sino que también se reduciría el saldo exportable ya que la Argentina necesita para abastecer el mercado interno entre 6 y 7 millones de toneladas. Es por eso que el Gobierno sigue con atención el desarrollo de la campaña agrícola para establecer los volúmenes de equilibrio para no perjudicar al mercado interno.
En paralelo, continuando con la campaña agrícola, durante los últimos quince días el avance nacional de siembra de cebada cubrió el 46,7% de las 1,3 millones de hectáreas proyectadas informando una demora interanual de -14,3 puntos consecuencia de la falta de humedad superficial.
Finalmente, la recolección de maíz con destino grano comercial mantiene el buen ritmo registrado las semanas previas. A medida que el nivel de humedad de los granos desciende, la cosecha se concentra sobre lotes tardíos y de segunda ocupación. Luego de relevar un avance intersemanal en la recolección de 4,2 puntos porcentuales, ya se cosechó el 46,5 % del área apta en todo el país. A la fecha el rinde medio nacional se ubica en 70,2 quintales. Frente a este panorama, la Bolsa de Cereales mantiene una producción estimada en 49 millones de toneladas.