El Banco Central encontró dificultades para acumular reservas durante el llamado «trimestre de oro» de la economía argentina, en el que se percibe la mayor oferta de dólares en el mercado cambiario por la cosecha de la soja, y sólo alcanzó a quedarse con un 37% de las divisas que liquidó el sector agroexportador. En este período, el organismo sólo pudo aumentar en u$s 2.300 millones las reservas a través de colocaciones de deuda del Tesoro nacional (u$s 1.415 millones, y de YPF (u$s 1.500 millones) y por nuevos tramos del swap acordado con el banco Central de China por alrededor de u$s 1.680 millones.
La Argentina refleja, de este modo, los efectos de una fuerte caída de exportaciones (tanto en precios como en cantidades) que sufre toda la región, y de algunas decisiones de política local, como el cepo al dólar y el atraso cambiario. A partir de ahora deberá enfrentarse a las incipientes presiones que se perciben sobre el dólar en un contexto de mayor escasez de divisas por la desaparición del agro entre los grandes jugadores del mercado. El complejo «cerealero-oleaginoso» vendió entre abril y junio casi u$s 7.000 millones, un 20% menos que en la misma época del año pasado. De todo este monto, la entidad de Alejandro Vanoli sólo pudo capturar u$s 2.500 M. Su antecesor, Juan Carlos Fábrega, había llegado a comprar en igual período u$s 4.124 M, casi la mitad de lo liquidado por el agro.
El flujo de dólares comerciales es menor para toda la región por la caída de los precios de los commodities. Pero la Argentina muestra, frente a todos ellos, el peor desempeño. Un informe del economista Federico Muñoz señala que, en Colombia, el retroceso fue de casi un 30% interanual, mientras que en Brasil, Perú y Paraguay, de alrededor del 20%. Si en lo que queda del año se mantienen estas tasas de variación, las exportaciones de la Argentina, Brasil, Chile Colombia, Ecuador y Perú de 2015 serán inferiores a las de 2011.
Frente a la caída en los precios de exportación, el Gobierno reaccionó de manera distinta a sus países vecinos. Casi todos convalidaron una depreciación sensible de sus monedas: Brasil y Colombia, un 35%; Paraguay, Perú y Uruguay, entre un 15% y un 20%; y la Argentina, sólo un 11%. La enorme diferencia, que agrava el atraso cambiario del país frente a sus socios comerciales, está en que cada una de estas economías la inflación está en torno al 5% anual, mientras que a nivel local se ubica en el 25%.
«En definitiva, América Latina padece claramente el final del viento de cola. Los países mejor preparados para lidiar con el nuevo contexto menos favorable son los que han sabido preservar la salud macro durante la fase de bonanza. Para el resto, se avizoran tiempos turbulentos y de penurias», comentó el economista Federico Muñoz.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=796789