«El Gobierno va a privilegiar el crecimiento que es la base fundamental para atacar la pobreza, bajar el déficit fiscal y lograr un buen clima de negocios», explicaba una alta fuente de la Casa Rosada al tiempo que reconocía que «con una tasa de interés de casi el 30% se está afectando al crecimiento».
Hace ya varias semanas que se llevan a cabo diversas reuniones donde la discusión pasa por el rumbo de la economía. Si bien en líneas generales los indicadores de crecimiento son positivos, en el Gobierno son conscientes que con las actuales tasas, la actividad productiva comenzará a resentirse.
También (aunque no se diga públicamente) preocupa el atraso del tipo de cambio: «el valor del dólar se incrementó menos de la mitad que la inflación» comentan. Visto de otra forma, el tipo de cambio multilateral tuvo una apreciación de casi el 10% respecto de comienzos del año pasado, cuando se dispuso la liberación del mercado.
Mientras el dólar sube por la escalera y las tasas por el ascensor, hoy el mercado argentino ofrece rendimientos a través de las Lebac que pueden arrojar un rendimiento anual de 10% o más en dólares, tasas de tal magnitud que alientan un fuerte ingreso de capitales especulativos que, a su vez, deprimen el valor del tipo de cambio.
De la mano de la debilidad del dólar, el comercio exterior muestra un creciente deterioro, con exportaciones que van por detrás del ritmo de las importaciones: estimaciones privadas auguran un rojo comercial del orden de los u$s7.000 a los 8.000 millones para el año en curso.
En conjunto, el déficit de la cuenta corriente ronda los 4 puntos del PBI, un nivel que se aproxima al desequilibrio externo de los años 90 que desembocaron en la explosión de la Convertibilidad. En el Gobierno confían en que las oportunidades de negocios que está abriendo harán que los fondos sigan viniendo a la Argentina, pero también saben que un desbalance de esta proporción en las cuentas implica una cuota de riesgo.
Es conocida la postura de Federico Sturzenegger en cuanto a trabajar con el esquema de inflation targeting y desentenderse del tipo de cambio -argumentando que se tiene una «flotación administrada»-. Pero lo cierto es que hasta el momento el titular del Banco Central no logró el principal objetivo que es cumplir con las metas de inflación que fijó la propia entidad. Cabe recordar que para este año la inflación debía ubicarse máximo en 17% cuando ya se prevé un 23%.
Para 2018 la entidad que dirige Sturzeneger estableció una meta 10% (con dos puntos en más o en menos) algo que, al menos a priori, parece bastante difícil de cumplir, como resulta del consenso de los economistas que augura una suba del índice de precios del orden del 16 al 17%. «Lo cierto es que ya los mercados no le creen y esto sí constituye un problema» sostienen los especialistas. También remarcan que no será nada fácil lograr que el sindicalismo esté dispuesto a negociar en las paritarias un incremento tomando como referencia una cifra tan baja como el 10.
En este estado de cosas, en la Rosada se analizó que «hoy las altas tasas de interés afectan más al crecimiento que la inflación» dando una señal de hacia donde se orientará la política monetaria. La implementación de este cambio -adelantan- será llevada por las actuales autoridades del Central y se estima que estos giros comenzaran a implementarse en tres meses aproximadamente, después de que terminen de digerirse los aumentos de fin de año y particularmente el reacomodamiento de las tarifas.
Algunos dudan que Sturzenegger, un conocido defensor de utilizar la tasa de interés como un factor determinante para bajar inflación, sea capaz de flexibilizar su postura. Sin embargo, en medios oficiales explican que el propio titular del BCRA vio como la mayoría del gabinete coincidía en la necesidad de «ablandar» la política monetaria. En la Rosada no se escuchan cuestionamientos a la capacidad del titular del Central, pero creen que debe moderar su política.
Fuente: http://www.ambito.com/906558-ultimatum-al-bcra-para-que-baje-la-tasa