El rojo tributario de 2013 ascendió a $123.736 millones. Pero disminuyó a $64.477 millones con la “ayuda” del BCRA y la ANSeS. Ese número es casi un 50% superior a los $84.322 de 2012.
El 2013 concluyó con un déficit fiscal de $64.477 millones, con ayudas del Banco Central, ANSeS y otros organismos por $59.259 millones. Sin esas transferencias, el rojo sumaría $123.736 millones, que equivale a 4% del PBI. En 2012, el déficit fue de $55.565 millones y las “ayudas”, de $28.757 millones, totalizando $84.322 millones. Así, el desequilibrio fiscal de 2013 resultó casi un 50% superior al de 2012.
Para Maximiliano Castillo, de la consultora ACM, estos números confirman el fuerte deterioro de las cuentas públicas y convierte a 2013 “en el peor registro desde la crisis de 2001/2002”. Según Nadin Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la ecuación fiscal del año pasado fue: “alto crecimiento del gasto + baja recaudación + duplicación de las transferencias del BCRA y ANSeS = segundo año consecutivo de déficit primario, antes del pago de intereses”. Sin las transferencias y considerando el gasto total, incluido intereses, las cuentas públicas nacionales registran déficits crecientes por quinto año consecutivo, desde 2009. Esos déficits se financiaron con emisión monetaria y más deuda pública.
Por el lado de los ingresos, Argañaraz dice que la mejora del 30,4% que se observó en el año, obedeció a “la abultada asistencia de los organismos gubernamentales. Concretamente el rubro rentas de la propiedad que abarca entre sus principales componentes a las utilidades del BCRA transferidas al Tesoro y las rentas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSeS que mostró un fuerte dinamismo, al registrar un aumento del 106,1%”. Pasó así a representar el 8% de los ingresos fiscales.
Sin esas transferencias –que se incrementaron por la mayor devaluación del peso– los ingresos subieron el 26,3%, por debajo de la inflación anual.
El gasto primario creció un 33,5%, en tanto los gastos de capital subieron 46,9%. IARAF dice que el dinamismo de los gastos de capital fue una constante a lo largo de todo el año y principalmente antes de las elecciones legislativas.
Las cuentas de la ANSeS se mantuvieron positivas pero incluyendo los intereses del FGS que se computan como ingresos corrientes porque se destinan a financiar la Asignación Universal por Hijo. Sin esos intereses, el resultado hubiera sido levemente positivo.
Castillo observa que “teniendo en cuenta la magnitud del desequilibrio fiscal y la tendencia observada en los últimos años, inexorablemente se deberá contar con una estrategia global de política fiscal que permita reducir el creciente e insostenible financiamiento del Banco Central al Tesoro. Sin embargo, por el momento no se observa por parte de las autoridades ninguna intención y voluntad para instrumentar un conjunto de medidas coherente y consistente en términos de política fiscal; de hecho las iniciativas apuntan en el sentido contrario”. Y concluye que “en este marco, es difícil pensar que la reciente volatilidad e incertidumbre muestren una mejora perdurable. Entendemos que de no implementarse los cambios necesarios a corto plazo, incluyendo también una adecuada orientación de las expectativas, la coyuntura económica continuará deteriorándose”.
De todos modos, con la reciente devaluación y la mayor inflación, el objetivo oficial es licuar el gasto, en especial de sueldos y jubilaciones. La mayor inflación asegura distintas velocidades entre ingresos y erogaciones. La suba del 11,31% de las jubilaciones y pensiones –que regirá entre marzo y septiembre próximos— apunta a gran parte de este objetivo (equivale a la inflación esperada de enero y febrero) mientras se busca que las paritarias se posterguen o se firmen por debajo de la inflación esperada.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/balance-fiscal-marcado-deficit-creciente_0_1081692325.html