La Argentina deberá emitir al menos unos u$s 25.000 millones. El riesgo de una saturación de bonos argentinos en el exterior frenaría una baja en la tasa
El nuevo esquema macroeconómico planteado por el Gobierno contaría, según cálculos privados, con una emisión de deuda extranjera de al menos u$s 25.000 millones en los mercados internacionales para cubrir parte del déficit fiscal, pagar el arreglo con los holdouts y hacer frente a la deuda contingente local. El monto, que algunos analistas sostienen podría ser mayor, mantiene en alerta a los inversores respecto a una sobreoferta de bonos argentinos, puesto que el riesgo de una saturación en los mercados podría poner un piso al costo de endeudamiento soberano sin la posibilidad de generar una compresión del riesgo país.
De acuerdo a datos de JP Morgan, este año los países emergentes emitieron deuda soberana por u$s 86.000 millones, pero América Latina en su conjunto lo hizo por u$s 29.000 millones. Y el mercado corporativo emergente colocó u$s 233.000 millones, aunque las empresas de la región emitieron u$s 47.000 millones.
Según cálculos de Credit Suisse, las fuentes de posible emisión de deuda para el año que viene serán entre u$s 8000 y u$s 10.000 millones por el pago a los holdouts, dependiendo de la quita que reciban y el número de fondos que participen en la negociación. A esto deberán sumarse los intereses no pagos de los bonos que entraron en default en junio de 2014 ?si es que no se pagan con reservas? que en el primer semestre del año que viene alcanzarán los u$s 4000 millones.
Asimismo, el financiamiento que requiera el Gobierno será por lo menos de u$s 5000 o más, a lo que podrían agregarse entre u$s 2000 y u$s 3000 millones por emisiones que busquen hacer provincias y empresas. Todo esto, sin tener en cuenta la deuda con importadores que asciende a los u$s 5000 millones.
La Argentina se mantuvo fuera de los mercados internacionales desde el 2010, por lo que su capitalización de deuda es menor que la de otros países emergentes que estuvieron emitiendo estos años. Por ejemplo, el valor nacional de la deuda de México en el índice de deuda emergente (EMBI Global) es u$s 80.000 millones, casi siete veces más que los u$s 12.000 millones de Argentina, teniendo en cuenta que la economía mexicana es solo dos veces más grande.
En este sentido, desde el mercado sostienen que el país tiene capacidad para incrementar su peso en el índice. Según Daniel Chodos, la absorción por parte del mercado va a depender de varios factores, entre ellos, el nivel de apetito global al riesgo y la percepción de los inversores hacia el país, como también del valor que ofrece la deuda argentina en términos relativos con otros mercados. La deuda soberana representa 40% del PBI, pero en dólares y en manos de inversores privados solo alrededor del 10%.
Los fondos llamados real money, [que siguen en su cartera el índice emergente], tienen baja exposición en bonos argentinos y una vez que el país salga del default podrán cubrir esa brecha. Pero para que después aumenten su exposición de esos títulos a overweight, el Gobierno va a tener que ofrecer una prima a los inversores, aclaró Chodos.
«Argentina se sigue viendo atractiva, con una tasa entre 8-9%, pero aún hay espacio para una compresión de spreads. Eso va a ayudar a la absorción inicial», dijo Chodos.
De todos modos, advierten que será fundamental seguir de cerca la capacidad de los mercados para absorber oferta, teniendo en cuenta la presión adicional que agregará la venta probable de bonos reestructurados por parte de los fondos distressed.
Tanto los holdouts como aquellos que compraron bonos en default van a querer desprenderse de sus tenencias una vez que el conflicto se resuelva y obtengan una ganancia de precios, lo que agregará más oferta a la emisión que deba hacer el Gobierno, consignó Alejo Costa, jefe de estrategia de Puente.
En este sentido, el riesgo de una sobreoferta se traduce en costos de rendimientos más altos, que podrían situar la tasa de endeudamiento en 50 puntos básicos más arriba de lo que inicialmente esperaba el mercado, es decir, hasta 7,5%.
Según Marcos Buscaglia, ex economista jefe de Bank of America para la región y socio de la consultora Alberdi Partners, los inversores que compraron bonos argentinos del canje en default volcarán al mercado al menos un 30% de estos títulos, una vez que se acuerde con los holdouts que litigan contra el país.
«Si no controlás la oferta de bonos el riesgo país no va a bajar. El riesgo es que la tasa de interés termine siendo alta y que la cantidad de proyectos de inversión que se puedan encarar sea baja. Es importante disminuir el déficit fiscal y limitar la oferta de bondos para lograr que el riesgo país caiga. En esta dirección, los spreads podrían quedar más cerca de otros países de la región», remarcó Buscaglia.
«Lo que creo que ayuda ?y ha ayudado para que el riesgo argentino baje? es que hay muchos países en problemas, por lo que los inversores buscan nuevos lugares donde poner fichas. En definitiva, el riesgo es que las tasas necesarias para emitir suban y el gobierno termine optando por emitir pesos para financiar el déficit y sigamos con los mismos problemas», dijo un analista de mercados emergentes desde Wall Street.