El mensaje más importante que quiso dar el Central fue que mantuvo la “independencia”. Desde Hacienda se acepta la visión “conservadora” de la entidad y se coincide en que lo más importante hacia adelante es que la inflación no supere la meta psicológica del 6% entre enero y marzo.
Desde la Casa de Gobierno y el Palacio de Hacienda consideraron a la decisión de ayer como «simbólica», con «gusto a poco» y «testimonial». En Reconquista 330 se la evaluó como un gesto de acompañamiento a la idea de relajamiento de la política monetaria anunciada a fines de 2017, pero ratificando la «independencia del Banco Central». Desde la jefatura de Gabinete y los despachos de Nicolás Dujovne y Luis Caputo se esperaba hasta ayer a la tarde una reducción bastante mayor (que ubicara a la tasa por debajo del 28%)a la implementada ayer por el BCRA. Incluso se deslizó el lunes por la tarde en alguna oficina pública con poder de decisión, que la tasa podría llegar incluso al 26,5% o el 27%. La noticia sobre el porcentaje final que presentó el Comité de Política Monetaria de la entidad que maneja Federico Sturzenegger terminó sorprendiendo por lo escueto. Pero finalmente se optó por no generar olas y no criticar la decisión. Al menos públicamente. Hacia adelante se esperará ahora lo que suceda dentro de tres meses, cuando Sturzenegger y el Comité vuelvan a reunirse para definir un nuevo capítulo de la saga de la tasa de referencia del BCRA. Hasta ese momento habrá una tregua desde el «ala política» hasta verificar que sucede con la preocupación de ambos costados de la historia: cómo evoluciona en el primer trimestre del año el índice de inflación oficial. La nueva meta tanto del «ala política» como de Hacienda y del BCRA es que el dato final del alza del IPC del primer trimestre de 2018 no supere el 6%. Ese sería el límite psicológico dentro del Gobierno para determinar si más allá de la flexibilización de las metas inflacionarias para este año, la inflación es una variable dominada y en baja. El principal problema es que si entre enero y marzo se superara esa meta del el 6%, para el oficialismo sería complicado convencer a los sindicatos que negocian paritarias que el tope de incrementos salariales no deberían superar el 20%.
Desde el Central se interpretó a la decisión de aplicar una tasa de interés del 28% como un mensaje triple. Por un lado, aunque el «ala política» considere otra cosa, el BCRA está convencida que la decisión de bajar la tasa, aún de una manera escueta, es un movimiento superador de la foto del 27 de diciembre, donde Sturzenegger, Dujovne, Caputo y Marcos Peña presentaron la política de flexibilización de la tasa de interés. En la estrategia primaria del BCRA anterior al 27 de diciembre, la tasa del 28% era el nivel de fines del primer trimestre. El acto de adelantamiento de los tiempos debería ser interpretado, según el BCRA, como el «gesto» que tanto se esperaba desde el Central. El segundo mensaje que envió la entidad, es que según su visión la inflación no sólo está lejos de estar controlada, sino que para el comienzo de 2018 la situación, sin desmadrarse, está complicada y con una persistente presión alcista. Internamente se culpa a los incrementos de los servicios públicos y los combustibles implementados por el Gobierno, lo que impondría una base de entre 3% y 4% para los aumentos de precios del primer trimestre. El tercer mensaje enviado por el Central, sería, a los propios ojos de la entidad, el más importante: que continúa manteniendo la independencia y autonomía para fijar la política monetaria; y que la decisión de acelerar la reducción del 28% de abril a enero es fruto de una coincidencia en la visión de la situación macroeconómica. Lo que más quiere el Comité es que a partir de hoy el debate no sea el nivel de tasas sino la certeza que el BCRA continúa manteniendo su autonomía.
Fuente: http://www.ambito.com/908893-una-decision-que-para-el-ala-politica-tuvo-gusto-a-poco