No hay clima de nerviosismo típico de las crisis argentinas
Roberto Cortes Conde
Haber levantado el cepo cambiario es muy positivo. Creo que volver a un tipo de cambio flotante, como se hace en el mundo, es una cosa mucho mejor que mantener varios tipos de cambio completamente artificiales y daban subsidios a fines menos importantes que las importaciones que necesita el país.
En este momento, lo que se ha visto en el mercado de contado con liquidación o en el de blue es que no había clima de nerviosismo típico de crisis argentinas, en las cuales la gente huye de la moneda local y se va a otra moneda de reserva. Vamos a ver cómo se comporta el mercado, pero creo que lo hará con tranquilidad y se está manejando con prudencia. En general las crisis de Argentina tienen de parecido que son de balanza de pagos, en las que se produce una caída de las reservas, y entonces el país tiene que ajustarse. Hemos tenido distintos tipos de ajuste, mucho más duros: pasó en 1958 con Arturo Frondizi, en 1975 con Celestino Rodrigo, en 1989 con la hiperinflación de Raúl Alfonsín y en 2001.
El gobierno actual ha buscado reservas para administrar el mercado de cambios razonablemente. Si puede evitar el ajuste, es un fenómeno bastante nuevo. En otros momentos los ajustes fueron salvajes. Hoy no se ve en el mercado nerviosismo, se libera el cepo y todo el mundo está viendo el dólar en $ 14. No veo un típico clima de huida.
El problema es el poder adquisitivo del peso. Si la gente ve un panorama de estabilización de la inflación, no habrá corrida al dólar. Hay que distinguir entre inflación y aumento de precios. Evidentemente los precios van a aumentar, pero no quiere decir que sea un factor que genere una variación constante de precios. Tiene que ver con las expectativas. Algo notable de todos los procesos de estabilización es que aumenta la demanda de dinero, la gente quiere mantener sus saldos monetarios, y eso ayuda al crecimiento. Sucedió en la Convertibilidad, el Plan Austral de Alfonsín. En este último hubo una recuperación importante de la demanda de dinero, pero no se tomaron otras medidas respecto del déficit fiscal.
Este gobierno está teniendo un enfermo de características de fenómenos inflacionarios. Tiene que saber manejarlo bien.
No se habló de déficit fiscal y todas las medidas lo aumentan
Juan Carlos De Pablo
Ahora que se levantó el cepo cambiario, me gustaría ver cómo funciona y cómo el Banco Central define la banda por la cual va a operar el dólar. Si habrá flotación sucia, es relevante dónde se ponga el dólar, para tener una idea de cuántas reservas o capacidad de fuego necesita. También tenemos que ver qué pasa con el nivel de actividad económica y con la política monetaria. Cuando le preguntaron al ministro si sobraban pesos, dijo que el stock de dinero dando vuelta podría haberse ido por el contado con liquidación. Ojalá que tenga razón, si no habrá que modificar eso rápidamente. En 2003 se salía de una crisis, aumentaba la demanda de dinero y podías darte el lujo de emitir por encima de la tasa de inflación.
Vamos viendo el programa a pedacitos. Hasta ahora no se habló del déficit fiscal, que se estima en 7% del PBI. Todas las medidas que se han anunciado hasta ahora lo aumentan y todavía falta emitir para pagar los sueldos y los aguinaldos.
Quiero ver cómo se implementa el anuncio del gobierno de retrotraer precios al 30 de noviembre y el acuerdo económico y social. Los economistas tenemos mucho para decir sobre eso, porque se pueden repetir ejemplos que terminaron mal. Creo que para retrotraer los precios van a tener que contratar a Mandrake el mago. Y respecto del acuerdo social amplio, los antecedentes no son buenos. Hay que tener muy claro lo que pasó en 1973. Si va a ser distinto que con el ministro José Ber Gelbard, quien impulsó un pacto social entre la CGT y la CGE. Hubo congelamientos sin ningún control monetario y fiscal, y terminó en el rodrigazo.
Cuando las políticas monetaria, fiscal y de precios no son congruentes entre sí, terminan mal. En el equipo económico lo saben. Si las posibilidades de ajuste fiscal tienen límites y tenés que emitir dinero, no te podés hacer ilusiones con la tasa de inflación. Y cuidado con el acuerdo de precios o salarios, porque puede desbordar y la confianza del comienzo se va evaporando. Además, el equipo económico tiene seis integrantes y hay dos referentes, que son el Presidente y el jefe de Gabinete, pero no se sabe quién es el malo de la película: quién dirá que los recursos son escasos y cuáles son las prioridades.
Hay grupos de presión que buscan estas políticas
Mario Rapoport
Las devaluaciones han sido dramáticas en el pasado porque inmediatamente han impactado en la inflación. No hay escapatoria. La actual es una política que busca favorecer a los exportadores y a determinados grupos económicos. Debería haber sido gradualmente, manteniendo los controles, y no de golpe, porque afecta el bolsillo de la gente, ya que no hay posibilidad de recuperar los salarios.
La economía no estaba tan mal como se decía, había problemas de restricción externa como parte de un problema de emergencia mundial muy seria. Ahora, volviendo al endeudamiento, se resuelve el problema, pero volver al endeudamiento no es tan simple.
En tanto, esta devaluación podría dar impulso a la industria a partir del financiamiento externo y la inversión, que por ahí compense los efectos en el empleo. No sé si este gobierno mostrará una política industrial. El mercado interno es el que da trabajo, el mercado de exportación da poco. Y el problema son los niveles de empleo. Tal como se dio en el pasado, la política de deuda externa fue perjudicial para Argentina porque no fue a la inversión. Además, Argentina volverá a endeudarse y a estar sujeta al FMI, que considera necesario realizar políticas de ajuste, que significan menor empleo, menor salario y restricciones a la población. Esto beneficia a determinados sectores. Y el tema de los fondos buitre es grave, el aceptar la especulación vigente en el sistema financiero internacional y una deuda creada sobre la base de cesión de soberanía. Volvemos a ver una política que ya existió, pero no se aclara cómo se va a salir.
Cuando se habla de consenso, eso no existe, son diferentes sectores con diferentes intereses, donde predominan los que explican la política económica. No hay consenso entre los que poseen y los que no poseen dólares. En cada momento histórico, no podés separar lo económico de lo político y de las circunstancias internacionales. En este momento, hay factores de presión que buscan estas políticas. Y pareciera que hay sectores externos que están determinando el rumbo del país. Hace rato que no se acepta que la región tome un rumbo distinto. Todo el mundo sabía que se iba a devaluar, y se votó así, bueno ahora sufrir o a disfrutar las consecuencias.