En nuestro país, a raíz de las restricciones para la adquisición de moneda extranjera y de los –considerados por muchos- magros rendimientos de los plazos fijos, las personas que tienen la posibilidad de disponer de ciertos ahorros han comenzado a interesarse en otras alternativas de inversión. La mayoría de éstas existen desde hace tiempo, pero sólo ahora, y de a poco, son tenidas en cuenta como posibles destinos de los ahorros personales.
En este marco de análisis de las posibilidades que se abren a los ahorristas y posibles inversores, hay una variable de medición que se presenta como de conocimiento, sino obligatorio, cuanto menos conveniente: la tasa interna de retorno de una inversión, conocida por sus iniciales TIR.
Una inversión debería ser evaluada en función de las características de cada persona. Hay inversiones que son más bien conservadoras, las cuales tienen por lo general un rendimiento relativamente bajo, y hay inversiones de mayor riesgo (riesgo de no cobrar en tiempo y forma el retorno esperado), que en contraposición, ofrecen una recompensa más alta.
Ahora bien, ¿qué significan palabras como rendimiento, retorno o recompensa? Literalmente estas palabras refieren a la remuneración recibida por privarse de disponer de determinados fondos hoy, postergando dicha disposición a una fecha futura. Vemos en esta definición que el factor tiempo juega un papel determinante; no es lo mismo contar con $100 hoy, que contar con ellos dentro de un año o de cinco, siendo esto así tanto en Argentina como en cualquier otro lugar del mundo. No sólo hay que compensar al inversor para que sus $100 no pierdan poder adquisitivo con el paso del tiempo, sino que también hay que remunerarlo por ofrecer que otro disponga de sus $100 pesos hoy, postergando el primero, voluntariamente, la utilización de sus fondos.
La TIR es una tasa de remuneración comúnmente usada y aceptada en el mundo financiero, aplicándose a decisiones que van desde la inversión de ahorros personales a la definición de grandes proyectos de inversión en empresas multinacionales.
La TIR no es otra cosa que la medición del retorno esperado de una inversión en un plazo dado, medida en términos anuales; una herramienta o criterio utilizado para decidir si se lleva a cabo la inversión o no. Para su correcta utilización, la TIR de una determinada inversión, debe ser comparada con la TIR de una inversión alternativa de riesgo similar. Si el riesgo percibido respecto de una inversión es mayor, también debería serlo su TIR. A modo de ejemplo, si el Proyecto X y el Proyecto Y tienen el mismo riesgo, pero el primero de ellos tiene una TIR de 10% (anual) y el segundo de 14% (anual), el inversor debería optar por este último.
¿Existe una manera única y sencilla de medir el riesgo? La respuesta es no. Si la inversión que se evalúa es sobre un instrumento de oferta pública (inversión en la Bolsa), dicho instrumento estará calificado por una empresa especializada en medir riesgo[1]. Como complementos, o sustitutos en los casos que no haya calificación de riesgo, el inversor debería considerar aspectos como plazo de la inversión, naturaleza de la misma (sector de la economía en que se invierte), confianza en el receptor de la inversión (si es una empresa, historia de la misma y características generales). Warren Buffett, tal vez el inversor más reconocido en la actualidad, sostiene que uno nunca debe invertir en negocios que no entiende. Es decir, antes de invertir hay que conocer en qué se lo está haciendo, y ello implica tener el mayor conocimiento posible de los riesgos inherentes.
Una vez reconocidos los riesgos de las alternativas de inversión, cada inversor podrá decidir qué inversión hacer en función de la TIR prometida en cada caso. De todos modos, esta tasa de retorno constituye sólo una herramienta de análisis, la cual no busca suplantar la percepción y la experiencia que cada uno pueda tener a la hora de definir el destino de sus fondos.
(*)El autor es integrante del equipo profesional de Worcap SA – www.worcap.com
[1] En la actualidad hay una discusión global respecto de la actuación estas calificadoras de riesgo, temática que escapa el alcance de este artículo.