Templeton llegó a invertir USD 5.000 millones en deuda soberana en pesos durante los primeros años de la presidencia de Mauricio Macri. La crisis de 2018 hizo que su apuesta fallara
Seis años después de hacer una apuesta multimillonaria por el resurgimiento de Argentina, Michael Hasenstab, de Franklin Templeton, parece dispuesto a abandonar finalmente la inversión que lo hizo perder dinero, concluyendo un capítulo doloroso para el otrora célebre gestor de fondos conocido por sus apuestas en mercados emergentes.
La empresa vendió más de $25.000 milloness (USD 156 millones) en bonos locales en el tercer trimestre, según datos del mercado. Desde entonces, siguió liquidando deuda argentina, según personas con conocimiento directo del asunto que no quisieron dar detalles sobre el volumen de las ventas. Participantes en el mercado afirman que el aumento del volumen de operaciones del mes pasado, especialmente en bonos ligados a la inflación en manos de Franklin Templeton, indica un importante retiro.
El éxodo pone fin a seis años de pérdidas brutales, estimadas en miles de millones de dólares, y marca la salida de uno de los apoyos financieros más importantes de Argentina en la última media década, un período en el que la nación se enfrentó a un default de US$65.000 millones y a un giro fallido hacia reformas favorables al mercado. En total, la participación de Franklin Templeton, que llegó a superar los US$5.000 millones, se ha reducido a unos US$250 millones, sin incluir las ventas realizadas en octubre o noviembre, según datos recopilados por Bloomberg.
“La apuesta fue horrible y, por un lado, se puede culpar a Franklin Templeton por haberla hecho porque apuestas similares en Argentina siempre han terminado mal”, dijo Diego Ferro, fundador de M2M Capital en Nueva York. “Al mismo tiempo, la gente en el Gobierno decía todo lo correcto, eran creíbles en ese momento, e hicieron muchas promesas”, y agregó que “por supuesto, todo se ve mejor en retrospectiva”.
Hasenstab no respondió a numerosas solicitudes de comentarios, mientras que Stacey Coleman, portavoz de Franklin Templeton, con sede en San Mateo, California, declinó comentar las inversiones de la empresa en Argentina o su estrategia de inversión en general.
Hasenstab saltó a la fama hace más de una década tras realizar enormes apuestas exitosas en países con problemas, como Irlanda y Hungría, que generaron miles de millones en retornos para los inversores.
Pero esa misma estrategia resultó desastrosa en Argentina.
Invirtió grandes cantidades en bonos del país al comienzo de la llegada al poder del expresidente Mauricio Macri, apostando que el país estaba preparado para liderar un repunte entre las naciones en desarrollo bajo su proyecto favorable al mercado.
Hasenstab en un comienzo fue tan optimista sobre la recuperación de Argentina que a mediados de 2016 el gestor de fondos decidió comprar unos USD 5.000 millones en bonos en pesos a tasa fija, convencido de que la inflación se reduciría rápidamente a la mitad, según una persona familiarizada con el asunto. La apuesta era tan grande que las autoridades argentinas al principio no creyeron que los enviados de Hasenstab estuvieran hablando en serio sobre la compra, dijo la persona, que pidió no ser identificada por tratarse de conversaciones privadas.
Cuando Franklin Templeton compró los bonos a fines de 2016, pagó cerca de su valor nominal. En los últimos meses, a medida que seguía vendiendo lo que queda de su inversión, algunos cotizaron por debajo de los 30 centavos, según datos de Bloomberg, mientras que el peso se ha debilitado más del 90% en ese lapso.
Apuesta perdedora
La apuesta de Hasenstab dio un giro a principios de 2018, cuando la persistente inflación, la sequía y la guerra comercial global dañaron la confianza de los inversores, provocando meses de volatilidad cambiaria y caídas del mercado que obligaron a Macri a recurrir al Fondo Monetario Internacional para negociar un rescate récord de USD 56.000 millones.
En octubre de ese año, Hasenstab decidió viajar personalmente a Argentina, indignado porque el país había llegado a un acuerdo con el FMI, que creía que había sido el principal responsable de llevar a Ucrania —otra de sus agrandes apuestas— a una crisis de deuda años antes, señaló la persona.
Al año siguiente, la impactante derrota de Macri en las primarias provocó una fuerte venta masiva que en un solo día borró casi USD 2.000 millones de la inversión de Franklin Templeton. Días más tarde, el presidente suspendió el pago de la deuda local de la nación y restableció los controles de cambio. Esto, junto con la decisión del país de reestructurar sus bonos internacionales, afectó a la empresa y a otros grandes acreedores, incluso cuando el Gobierno ofreció recomprar y canjear bonos locales para ayudar a mitigar el impacto.
Hasenstab fue reduciendo su posición en Argentina desde 2020, según los registros, alrededor de la misma época en que Argentina salía de su noveno default. Desde entonces, el Gobierno del presidente Alberto Fernández aplicó políticas económicas de parche para intentar reducir la inflación y sacar la economía de su estancamiento provocado por la pandemia.
Estos esfuerzos han sido en vano, ya que la inflación está cerca de llegar a los tres dígitos, las reservas internacionales del país se encuentran cerca de su nivel más bajo de los últimos seis años y los draconianos controles de capital siguen limitando la inversión internacional.
‘Ballena’ argentina
Hasenstab era un actor tan importante que la salida de la empresa podría complicar la capacidad de Argentina para refinanciar los grandes vencimientos de deuda programados para el próximo año, comprimiendo el pequeño mercado local del país.
“Estamos viendo un mercado local más saturado. Hay pocos inflows a bonos en pesos”, dijo Carolina Gialdi, jefa de ventas y operaciones en mercados internacionales de Max Capital en Buenos Aires.
Incluso cuando se espera que los argentinos vuelvan a un régimen más favorable al mercado cuando vayan a las urnas en menos de un año, Franklin Templeton ha dado pocas señales de estar dispuesto a dar al país una segunda oportunidad.
El mes pasado, Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de la nación un escalón, hasta “CCC-”, aduciendo la menor capacidad de pago de deuda del país.
“El país nuevamente se encuentra en una situación de estancamiento del crecimiento y alta inflación”, dijo Jared Lou, gestor de carteras de deuda de mercados emergentes de William Blair Investment Management. “Aunque muchos esperan un cambio de régimen en las elecciones del próximo año, no está claro cuántos dólares quedarán en el banco central cuando un nuevo Gobierno asuma el poder, lo que plantea nuevas preocupaciones sobre la capacidad de Argentina para pagar sus deudas”.