• Rendimiento cayó hasta un 8,2% en Wall Street.
• El Riesgo-País registró una baja de más del 2%.
La presión del juez Thomas Griesa llevó al Palacio de Hacienda a suspender la búsqueda de fondos en el exterior a través de la emisión del Bonar 24. Si bien no había trascendido información oficial sobre la emisión, rumores de mercado indicaron que al menos dos bancos -el Deutsche Bank y el JP Morgan- habían sondeado inversores para una eventual colocación por parte de la Argentina. Sin embargo, el magistrado neoyorquino no bien se enteró les pidió a estas entidades información adicional sobre la operación, lo cual las hizo desistir automáticamente de intervenir en ella.
La consulta de Griesa está relacionada con la denominada «cláusula antievasión» de 2013. En aquel momento, el juez estableció que cualquier compañía o banco que colabore con la Argentina a eludir el fallo que obliga a pagarle a los holdouts podría recibir sanciones. La medida también involucra a entidades extranjeras pero que operen en los Estados Unidos.
Desde el Palacio de Hacienda ya se habían «atajado» y desde anteayer a última hora señalaban que en realidad el interés para efectuar esta emisión no era tal. Lo que cambió en el medio fue, obviamente, la presión ejercida por Griesa. Los dos bancos que habían sido contactados para la colocación ya habían efectuado sondeos en el marco de la legislación 144 destinada exclusivamente a inversores institucionales, pero además que no fueran estadounidenses. Así se intentó no violar la orden de Griesa, pero quedó en evidencia que no fue suficiente tomar estos recaudos. Ni siquiera el hecho de tratarse de un título emitido bajo legislación local dejaría al margen a las entidades de posibles sanciones por parte del juez.
Economía quiso aprovechar el buen momento de los títulos argentinos para conseguir financiamiento a tasas de un dígito, que incluso podrían acercarse al 8,5% anual. Con las colocaciones de YPF y la Ciudad de Buenos Aires en el arranque de febrero, por u$s 500 millones cada una, quedó claro que existe apetito por riesgo argentino.
El Gobierno, según trascendió, aspiraba a conseguir «no menos» de u$s 2.000 millones vía Bonar 24, según habían explicado el JP Morgan y el Deutsche a sus clientes. El dinero se utilizaría para cubrir los vencimientos del Boden 2015, pero más que nada aliviaba las necesidades de divisas para el resto del año.
Una alternativa que puede seguir explorando el equipo de Axel Kicillof es buscar el financiamiento en forma directa, sin participación de bancos como colocadores. Pero el canje de deuda lanzado en diciembre demostró que se trata de una opción complicada y se consiguió menos del 10% de los fondos que se buscaban.
Los problemas para buscar financiamiento internacional no tuvieron, sin embargo, el mínimo impacto en las cotizaciones. El Bonar 24, por ejemplo, terminó el 0,5% arriba a u$s 105,5, otra vez cerca de sus máximos. El rendimiento cayó así hasta el 8,2% en Wall Street. También subieron los bonos bajo legislación extranjera, tanto los nominados en dólares como en euros. El riesgo-país bajó el 2,36% hasta los 620 puntos básicos.
Desde Economía insistieron, más allá de desmentir la colocación del Bonar 24, que seguirán buscando opciones para financiarse a largo plazo, pero parece difícil que puedan conseguirlo a través de los mercados. Lo que está claro es que para recuperar el acceso al financiamiento internacional necesariamente habrá que sentarse a arreglar con los holdouts.
Fuente: http://ambito.com/diario/noticia.asp?id=780570