Es el índice al que pronto ingresará la Argentina. Entre bonos y acciones, estos mercados recibieron u$s 85.000 millones en enero y febrero. La pausa en la suba de tasas de la Fed, mejores perspectivas en EE,UU. y el posible fin de la guerra comercial con China, las principales causas
¿Después del invierno que sufrieron los mercados emergentes durante 2018, vuelve un «veranito» para estas economías en el principio de 2019?.
Por lo pronto, así lo marcan los datos que registran el apetito de los inversores por regresar a lugares de donde habían huido en masa a lo largo del año pasado. Todos ellos podrían decir, como en el tango de Homero Expósito, «Déjame volver con el recuerdo de aquellas esperanzas del día que partí».
Porque si bien hay una mayor aversión al riesgo en el caso de los emergentes, también existen mayores «esperanzas» por la rentabilidad que siempre prometen estos mercados.
Como bien planteó el modelo creado por el economista Harry Markowitz, a mayor riesgo se exige una rentabilidad más elevada, y aquí se cumple la misma regla cada vez que los inversores deciden ingresar o retirarse en función de los vaivenes de estas economías.
Si 2018 fue realmente malo para ellas (el índice MSCI EM que reúne a las principales acciones emergentes cayó un 16,63% durante el año pasado), ahora parecería ser que volvió el deseo de reencontrarse con las «esperanzas» que allí dejaron los inversores el día que tuvieron que irse.
Siempre midiendo los datos del MSCI EM, desde principios de 2019, el índice líder creció un 9,25%, dando la pauta de que lo peor habría pasado, por lo menos en el corto plazo.
De acuerdo con datos publicados en el último informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), entre enero y febrero de este año los no residentes de los países emergentes invirtieron más de u$s 85.000 millones, entre acciones y bonos de esos mercados.
Una montaña de dinero
En la visión del IIF, se trataría de «A Wall of Money», que se traduciría por una «montaña de dinero» lista para ser colocada en renta variable y fija.
Para los analistas del organismo internacional, de vuelta habría una tendencia a llevar parte de las carteras de inversión a los mercados emergentes, después de un año de sequía.
Sin embargo, por más que la suba del índice MSCI EM fue espectacular desde principios de 2019, hay que tener en cuenta que su rendimiento estuvo por debajo del MSCI World que agrupa a las acciones de los países desarrollados, el cual lleva ganado un 10,81% desde el 1° de enero (Wall Street tuvo el mejor arranque del año desde 1987).
Pero la realidad marca que el optimismo parecería estar regresando a estos mercados, tras un año negro que incluyó momentos muy delicados como la fuerte devaluación del peso en la Argentina en mayo pasado, y la de la lira en Turquía en agosto.
«La percepción de los mercados se modificó recientemente, para volverse mucho más positiva», afirmaron los analistas del IIF Tariq Khan y Jonathan Fortun (con ese apellido merece estar en la publicidad de Paladini).
Tres factores
Entre los factores positivos que ven los especialistas para justificar este fuerte cambio de tendencia se encuentran tres: la decisión de la Reserva Federal de poner en modo pausa su política monetaria contractiva, la baja en las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, y los buenos datos económicos de la economía estadounidense que se dieron a conocer para el cuarto trimestre de 2018.
Con respecto a la puesta en sordina de las anunciadas subas de tasas de la Fed, no se sabe bien a ciencia cierta si se trató de las fuertes presiones que ejerció el presidente Trump durante varios meses, preocupado por que la economía se desacelerara justo cuando empieza la campaña política para su reelección, o si los miembros del organismo consideraron que era el momento de «desensillar hasta que aclare».
Por lo pronto, Jerome Powell, la máxima autoridad de la Fed, salió a decir lo que todos querían oír: «Seremos pacientes mientras vemos cómo evoluciona la economía».
La guerra comercial sino-estadounidense, por su parte, había calado hondo en el ánimo de los inversores en mercados emergentes.
Por eso fue tan bien recibida la rebaja en las tensiones y la tregua de 90 días que se fijaron ambos gobiernos para buscar una solución al conflicto.
Y lo mismo se podría decir de los temores que existían sobre una desaceleración dela economía de EEUU: con una tasa de crecimiento del 2,6% para el último trimestre de 2018, el dato superó las expectativas de la mayoría de los analistas.
China, la favorita
En cuanto los inversores percibieron que el clima entre los emergentes estaba virando del invierno polar de 2018 a una primavera suave y agradable, la mayoría se abalanzó sobre los activos chinos.
Las acciones de ese mercado recibieron, tan solo en febrero, un flujo de inversiones del orden de los u$s10.800 millones (casi un 80% del total invertido en renta variable).
Mientras tanto, los bonos emergentes recibieron u$s 11.800 millones durante el mes pasado, según el informe del IIF, distribuido entre la deuda asiática y de América Latina. En estos mercados, los únicos que sufrieron flujos negativos fueron Rusia y Arabia Saudita. «China es en gran parte responsable de la recuperación de estos mercados», sostuvieron desde el organismo financiero.
En cuanto a los títulos de deuda, los mercados emergentes también se vieron beneficiados por las dudas que recientemente surgieron respecto del endeble crecimiento económico en Europa.
«Los bonos de los países emergentes ofrecen un rendimiento adicional del 5,65% con respecto a los de los europeos», afirmaron Khan y Fortun, quienes, sin saberlo, pusieron en números las «esperanzas» de Expósito.