Nos gustan que nos mientan, nos gusta que nos prometan. Aprendimos a crecer con el refrán que lo último que se pierde es la esperanza. No gusta aferrarnos a un dogma, a un fundamentalismo y a esperar que alguien o algo nos salve. En fin a depositar en otro nuestra fe de estar mejor o nuestras culpas si no mejoramos.
Es evidente como nos gusta el verso, incluso en economía y finanzas .También es obvio que de ello se aprovechan tantos bancos, las grandes cadenas y sobretodo “Los políticos tipo 1,2 y 3” (y algunos estafadores más cuyos escándalos son noticia periódicamente)
El sentido común muestra que es muy caro ser pobre en Argentina. El que tiene dinero puede viajar y comprarse ropa o tecnología en otro país a mitad de precio. El más pobre tiene que comprarse la ropa, un auto, una heladera al triple que un camarada chileno.
El que tiene dinero puede comprar al por mayor, tiene varias tarjetas de crédito con descuentos o compra con club ‘La Nación’. El pobre tiene que pagar de contado y tiene que comprar envase chico que cuesta más. Los más pudientes tienen 50 pesos para comprarse un agua de 2 litros, pero el pobre puede comprarse de a medio litro con 25 pesos.
Ya no sé si es solo educación, me parece que obviamos “El sentido común”.
Está “el político tipo 1” que proclama que los ricos deberían pagar cada vez más impuestos, se llegó a plantear por ejemplo, con el campo y las retenciones un 70% . En la última reforma escuche alguien pedir un 42% de impuestos a las ganancias más IVA y todos los ya existentes daría un 65% de impuestos por sus ingresos.
No voy a entrar en si es injusto o no, pero pongamos a ese reclamo un poco de sentido común. ¿Vale la pena esforzarse y arriesgar a emprender algo, dando trabajo para ganar sólo un 30/35% de todo lo que uno genera?)
¿Qué pasaría si alguien que hoy por cada 100.000 pesos que gana se queda con 30.000 mil para él y 70.000 para el estado, sin darte mucho a cambio?
No entremos ni en ideologías ni en cifras, sólo usemos el sentido común: ¿Qué haríamos muchos en ese caso? Muchos irse del país, es lo que hace Tevez, Mascherano, Montoya. La mayoría pierde el incentivo a crear, a arriesgar, a crecer. Y si lo hacen los mejores deportistas lo harían los mejores profesionales en todos los campos. Porque a nadie le gusta trabajar para quedarse sólo un 30% del fruto de su trabajo.
El gravar con el 70% de los beneficios, termina provocando la famosa fuga de capitales y lo que es peor la fuga de talentos, como tanta experiencia tenemos acá.
Y repito que no hace falta ser economista para verlo, sólo con sentido común se puede comprobar que una medida fiscal tan extrema sería aplicable si todos los países del mundo la aplicaran para que no hubiera donde ir y no es el caso.
También hay «políticos tipo 2” que afirman que para terminar con el desempleo lo mejor es contratarlos como empleados públicos. No hablamos de más maestros o médicos o policías, Si los desempleados vienen del comercio, de la banca o de la industria textil ¿dónde se colocarían? y ¿con qué sueldos y de qué manera?
¿Qué incentivo tendría el conjunto de trabajadores privados y autónomos el saber que las administraciones públicas contratan por contratar? Vamos a utilizar el sentido común para averiguar si es factible una medida así. Actualmente hay unos 4 millones de empleados públicos, y 7 millones de desempleados. Por lo tanto pasaríamos a tener 11 millones de empleados públicos. Supondría casi triplicar el déficit público actual lo que llevaría a más emisiones de deuda, o más emisión o sea más licuación del valor de nuestra moneda, y además sería inaceptable dentro de la economía mundial. Use el sentido común: esta propuesta provocaría un agujero estructural puesto que es un gasto anual que se mantendría en el tiempo. ¿Quién lo paga?
Está bien, acepto que ese gasto incentiva al consumo, pero como también ya vimos, ese consumo demanda productos pero para producirlos se necesita inversión y para que haya inversión tiene que haber cuentas ordenadas. Si te tocan “políticos tipo 1» que te comen a impuestos o “políticos tipo 2” que te endeudan o generan inflación, use el sentido común para preguntarse ¿Quién va a invertir? Así todos terminaríamos siendo empleados públicos.
También hay “políticos tipo tres”, que defienden que si necesitamos dinero, lo único que tenemos que hacer es imprimirlo. Incluso sin saber que es un error confundir riqueza con dinero y hasta desconociendo que un gobierno que emite dinero sin respaldo acaba empobreciendo a su pueblo vía inflación y que con una divisa sin valor no podríamos ni pagar las importaciones, con lo cual nos quedamos desabastecidos (Venezuela)
Nuevamente el sentido común nos debería avisar que si todo fuera tan fácil como imprimir dinero cada vez que se necesitara, todos los países lo harían y nunca habría ni deudas ni problemas económicos en ninguna parte nunca.